martes, 6 de noviembre de 2018

sss


Mitología Moderna

Parte Primera
Sobre el relativismo

I

1. La modernidad es el Apocalipsis. La última revelación, donde la necesidad metafísica será satisfecha, o no será. Y será satisfecha con base en una contradicción: Dios ha de ser visible y palpable. ¡Hasta este punto de necesidad llegamos a falta de imaginación! ¡El antropocentrismo en su
máximo esplendor!

2. La necesidad metafísica sera satisfecha con eslóganes
útiles a nuestra revelación: Pensar que y no donde. Va en
tu mismo sentido. El valor de lo probado. Lo primero sigue
siendo lo primero. Just do it. Think Diff erent. Impossible is
Nothing. Busque, compare y se encuentra algo mejor cómprelo.
¿Hasta dónde quiere llegar hoy? Serás lo que debas ser o
no serás nada1.

II

3. Cansados del amor no correspondido por lo lejano, nos
atenemos a la visibilidad, a la palpabilidad, a la humanidad.

4. Nuestro objeto de adoración es un auténtico seductor.
Con juventud nos seduce, con drogas, con relativismo y
con amables gestos de altanería delincuencial. ¡Con rebeldía
nos seduce!

domingo, 16 de septiembre de 2018

Texto a revisar

Alabanzas y dignidades

I

1. La modernidad es el Apocalipsis. La última revelación, donde la necesidad metafísica será satisfecha, o no será. Y será satisfecha con base en una contradicción: Dios ha de ser visible y palpable. ¡Hasta este punto de necesidad llegamos a falta de imaginación! ¡El antropocentrismo en su máximo esplendor!

2. La necesidad metafísica sera satisfecha con eslóganes útiles a nuestra revelación: Pensar que y no donde. Va en tu mismo sentido. El valor de lo probado. Lo primero sigue siendo lo primero:  Just do it. Think Different. Impossible is Nothing. Busque, compare y se encuentra algo mejor cómprelo. ¿Hasta dónde quiere llegar hoy? Serás lo que debas ser o no serás nada.

II

3. Cansados del amor no correspondido por lo lejano, nos atenemos a la visibilidad, a la palpabilidad, a la humanidad.

4. Nuestro objeto de adoración es un auténtico seductor. Con juventud nos seduce, con drogas, con relativismo y con amables gestos de altanería delincuencial. ¡Con rebeldía nos seduce!

5. Nuestro amor no correspondido por lo lejano diluyo nuestras relaciones humanas. Era necesario que la historia oficial sea juzgada. Hasta este punto de necesidad llegamos a falta de inclusión.

6. ¡Bestia salvaje, fachera y a la moda en todas las variantes del lunfardo, a tus ritos nos entregamos! Nosotros, los complicaditos, educados sin tradición entre violentas ráfagas de cultura, estadísticamente fuera de lugar; mestizos, de espíritu enmarañado; distraídos, drogadizados; que usamos más palabras de las necesarias en busca del estilo perfecto. Nosotros alienados, nacidos bajo el yugo de la desesperación, nacidos bajo el manto de la desacralización, entre la virtualidad y realidades alternas a voluntad mejorables con sustancias y botones al alcance, suspendidos en los segundos previos a que la guerra se desate. Nosotros deformes, cuestionadores y dignificadores de todas las deformidades no aceptadas, fuimos quienes hicimos de este fulgoroso dolor un acto perfecto de rebelión para aquellos no incluidos en el estrato de la objetividad: moralizadores y estratificadores de la sociedad, dominadores de la lengua escrita y hablada, y dueños de los medios de comunicación y de los medios de producción. Nosotros tenemos que ser ácido para nuestros correctores, ácido para nuestros directores, ácido para nuestro corruptores, ¡corrosivos para los reglamentadores! Apropiémonos de la Nada con nuestra cabeza puesta en las verdaderas razones: el más allá no nos compete.

7. ¿No es espíritu una palabra difícil de tragar?

III

8. ¡Relativa es nuestra doctrina y subjetivo nuestro juicio! Subjetiva nuestra santidad así como nuestra mediocridad y genialidad es relativa a nuestro paladar: oráculo de la Bestia. ¡Subjetiva nuestra astucia y relativa nuestra angustia! ¡Relativa la relación y las canciones y alabanzas al dios! ¡Relativo es nuestro nuevo dios Bestia!

9. He aquí, nuestra máxima revelación: Nosotros no podemos pertenecer a nada que no seamos nosotros mismos. ¡Por fin algo de certidumbre!

10. Somos jóvenes y estamos vacíos, anestesiados, ¡y somos publicistas de nuestra visión! De nuestras mierdas queremos despojarnos, y más aún jactarnos de nuestro despojo. En esto estamos juntos, ¡por fin una tarea compartida!

IV

11. Reconozcamos al enemigo delante de nuestros ojos: El enemigo soy yo mismo reconociendo que el enemigo es otro y aún sosteniendo la enemistad en un tercero, que no es más que la proyección de mi enemistad conmigo mismo en otro.

12. La estupidez es el enemigo, y la ignorancia su mejor aliada.

13. Reconozcamos al enemigo delante de nuestros ojos: El alpedismo es el enemigo, la primera forma tomada por el Anti-ser.

14. El “satanismo” adoptado es hija de un estado de pensamiento, hija de la religión sin profetas ni redención, hija del malestar de la indecisión. Hija de una prolongada masturbación. Hija de la confusión. Hija de un estado mental. Hija del ocio merecido por ser tan pelotudos y no mirar más allá

del ombligo de nuestro limbo

15. La perdida de tiempo -oráculo de la Bestia- es uno de esos males que se disfrazan de entretenimiento, y vos sabes que tu visión de mí llega en el momento justo:  Dios te da el libre albedrío y yo conocimiento. Esta es una verdad impregnada de malicia, y sensatez.

16. El Anti-ser es nuestro némesis. Quien nos conduce a la Nada. El Anti todo. El espíritu ortiva. Y su nihilismo lo superamos parodiándolo. ¡Y nuestro nihilismo lo superamos auto-parodiandonos! Es ésta nuestra última revelación y nuestro último dictado.

V

17. Con o sin ideal, seguimos… con o sin guarnición. Estamos de pie, deconstruidos: ya no nos podemos hacer los boludos; o somos o no lo somos, corta. Estamos grandes, y hasta nuestros ideales les crecieron canas.

18. Nos manejamos con un lenguaje profano; no admitimos esto más que para manifestar la alta cumbre del pensamiento intuitivo en la que nos sentimos dispensarios, dignificando la inspiración traída de ¡vaya a saber qué entidad patafísica!

19. Aquello que escapa a nuestra consideración son los límites de nuestro mundo. ¡Ignorancia y necesidad en armoniosa comunión! ¿Que te parece eso?

VII

20. ¡Nuestro apetito es nuestra brújula! Al Norte, al Sur, al Este y al Oeste. Allí donde podamos pasar un ratito dopados y acomodados nos dirigimos. Pertenecemos al lado B, como personajes de una película de bajos recursos y altas expectativas del éxito a través de nuestra “originalísima” manera de llevarnos con la historia.

21. Los pelotudos tenemos también historia –queremos tenerla. Y nos proponemos documentarla, para ustedes, mirones: espías y curiosos de toda laya. Ustedes no entienden de este dolor porque nacieron para ser espectadores. Ustedes hablan y cuentan historias para entretenerse con una realidad que desconocen. Ustedes existen para hablar de nosotros. Porque la historia pasa por nuestro error, y de re-interpretaciones se alimentan las investigaciones de la Historia. Somos la posverdad. Somos la nada y/o el todo, la subjetividad. La ambigüedad. Somos las generaciones perdidas por el sin-sentido y la exclusión, las generaciones de final de una comunión; los X, los Y y los Z: finalizadores de un estado fallido, de un abecedario repetidísimo. Comentadores y espectadores, nos verán protagonizar sus estudios, nos verán ser parte de sus pensamientos. Los condenaremos a obsesionarse con nuestro crepúsculo, y nuestra mueca de gracia será eterna, como su necesidad de reírse de lo lejano.

22. De contraste se nutre la responsabilidad.

VIII

23. Terrible esta soledad... escasa de inspiración. Terrible esta necesidad de justificación... de este cuerpo, de este viento que derrumba... ¡Es terrible esta necesidad de justificación! Algo de esto, ¿te lo imaginabas? Algo semejante, un frío semejante, un viento semejante que derrumba y el espejo que no me transporta a ninguna dimensión... que es enemigo de la necesidad... y es terrible esta forma de justificación... Algo de esto, ¿te lo imaginabas? Sin embargo no es para tanto... pero es bastante... y puede ser peor... porque no hay tope en esta faena... y justificarse con dos o tres palabras magras escasas de inspiración no tiene razón de ser... a no ser que la mediocridad sea una razón... y la UNIDAD sea el fin último... Y sin embargo estamos los que negamos la Unidad... y negamos todo... lo que al parecer quiere sacarnos de esta pelotudes... que tanto nos gusta... a nosotros, los más torpes de nuestra generación, que nos ponemos bajo el manto de todo mártir del rock, que quisimos ir más allá cuando acá, nuestra estancia, nuestro acá, no era mas que tierra virgen que podíamos abandonar o explotar, ¿y que hicimos?.. Irnos por la zanja en vómito... como todos esos músicos seductores, arrebatados en arenga, poetas malditos, bichos raros, traumados y deformados que exudan inconsciencia, síndrome de la estirada inocencia, en su constante estado de niñez, en la peligrosa edad del porqué... en la meritoria búsqueda del placer... hermosos arrebatados y delirantes, reventados contra el suelo... que como vientre materno acoge a sus caídos... de tanto asomarse y no controlar el equilibro... balanceados sobre el abismo maldito... a fuerza de curiosidad... para conocer el sabor del veneno... a causa del misterio primordial... ¡los clamores del bien y del mal!

24. ¡Y no hay un porqué! Así nacimos nosotros también, con la sangre en el ojo y la rebeldía a flor de piel. ¡La rebeldía hacia la vida! Y su mecanicista forma de llevarnos a la tumba. ¡Si vamos a morir, que nuestra voluntad se anteponga al curso natural! ¡Si hemos de morir, que de festejo y con Dionisio injerto en nuestro estómago sea! Nosotros, los que si nada nacimos y nada queremos ganar...

25. Todo goce cobra su costo a costa de un agradador, ¿y quien tendrá los huevos de sacrificarse por el equipo y llevarnos a todos a buen puerto? ¡Si estamos todos en la misma!, perdidos y mendigos de un amor que ya se fue de una vez y para siempre y el resto es el coro de una absurda representación que no tiene validez más que para nuestra propia justificación, la que nos pone por encima de nuestra Voluntad.

26. Ya no hay necesidad de que con sangre traces un círculo en el terreno y te plantes en el medio para invocarlo: todo nos invita a la fiesta de los condenados.

27. Él quiere que con tu lengua accedas al reino de las tinieblas y juegues con las sombras que tu propio cuerpo proyecta, como queriéndote dar a entender que son parte de tu dominio y de tu juego. Quiere, sin más, atarte y condenarte a la eterna joda donde todo tiene la hermosa apariencia conforme a tu necesidad de pertenencia.

28. Y así ir reptando en un ascetismo forzado mientras la furia del ángel es confundida con el clamor del demonio. Reptando en un ascetismo tirado de los pelos, cuál demonio vagando por el desierto, hogar por excelencia de los desaparecidos, olvidados y desterrados; vagando por el desierto cual demonio en busca de un cuerpo en el que manifestarse.

29. Si, de boludeces nocturnas nos nutrimos y el espíritu se nos escapa en el exceso de giladas amanecidas y charlas de fiestas fracasadas mientras los horrores del vacío cósmico se resuelven en un acto no menos sagrado que el de empinar el codo, para ya irnos a la cama reptando en busca del amor disfrazado de sol verdugo que nos espía a través de la ventana, que nos re descansa y se nos caga de risa en la cara; sus rayos son como cuchillos, y así es como le gusta vernos, aventurados y con estima en este bananero “vuelo poético”.

30. Nosotros lo sabemos porque nos reconocemos. Lo sabemos porque nos reflejamos frente al espejo de las grandes personalidades y nuestra figura espectral nos asusta, nos inunda el espíritu de sutilidades y finuras, y nos ahoga y por eso cantamos y escribimos con la cruz de justificación como la máxima expresión de nuestro aliento efímero en este mundo, mientras reptamos en un ascetismo forzado deseando el diluvio que nos salvara de esta gilada que tanto no gusta y condena a la anónima inmortalidad... La inmortalidad de todos esos seductores, ángeles clamorosos, piadosos demonios, caídos del estante de las grandes personalidades, propagadores de una justicia divina: Vivir y morir en nuestra ley.

31. Ellos son, hoy, el becerro de oro que nos dedicamos a adorar, con una máxima escrita en la base de su pináculo, muy atractiva y fácil de recordar

todos podemos ser dioses

pero imposible de practicar.

IX

32. ¡Ay de nosotros que fuimos elegidos! ¡Ay de nosotros que fuimos aceptados, al club de los descastados! ¡Ay de nosotros que fuimos advertidos! ¡Y fuimos impacientes! ¡Ay de nosotros, que de lo funesto bebemos, venerando el vacío en el quisimos establecernos para ya no tener límites y de lo negro, de la muerte y su fría manifestación en aislamiento esperar festejo! ¡Y no hay festejo hasta que el odio no se disipe y tengamos a bien nuestro cuerpo como templo!

33. ¡Ay de quienes viven y mueren en su ley! ¡Ay de los incompletos! Grito avasallante de los recluidos, delimitadores del espacio de acción. ¡Ay de los distraídos! Y su mirada reductora de la complexión física... ¡Son hermosos! ¡Los amamos! Con ustedes el presente es una carta de renuncia para nuestra constante deserción de las formas sutiles y ocultas de la religión. ¡Amamos y admiramos sostenidos por el espíritu de curiosidad, a causa del misterio primordial, a fuerza de saber que hay más allá de los clamores del bien y del mal! 

34. Indignos del silencio y de la cruenta veracidad, para nosotros el infierno es un eterno murmullo, un infinito no entender lo que se dice alrededor; nosotros, paranoicos y desconfiados, sobre nuestro propio peso nos vemos caídos, deformados y redimidos, por lo tanto justificados; y esto es lo que amamos: la muerte legalizada por nuestro propio amor; el amor de los que mastican su propia construcción y masturban la verga del mismo Anti-ser que los ungió, buscando esa lluvia láctea que alienta el asco por lo cercano y el cariño por lo lejano, como la renovación de una esperanza irónica para los ya condenados a la soledad de la lepra sin música de fondo ni mil poesías que sostengan una ficción seductora para algún espectador. Nosotros también queremos desaparecer, de una vez y para siempre, de los graves vientos de la desilusión y balancearnos sobre el maldito abismo de los caídos de tanto dolor de piernas, de tanto estar parados o de mariconear por las razones incorrectas.

X

35. Somos tus bastardos, siglo XXI. Sin valores, perdidos entre las tetas del dios andrógino, sin sentido de trascendencia. Nos gusta el sabor amargo de la destrucción. No hay un porqué. ¡La garcha llena de los porqué!

36. La amargura de la destrucción es el sabor característico de nuestro elixir. Las tinieblas son nuestra mejor variante de la adicción, nuestra droga preferida. Nos sentimos cómodos con ella, acogidos, adulados, comprendidos, aunque nos haga mal. ¿Y que clase de amor seria este si de vez en cuando nuestro orto no esta dispuesto a ser destronado de su vanidad?

37. La aceptación, la excelsa afirmación de todo lo que escapa a nuestra voluntad será nuestro mayor legado. Ese será nuestro fuerte. La búsqueda del enlace perdido de esta inusual desconexión entre cuerpo y espíritu será nuestro fuerte.

38. ¿Por que nada nos entretiene plenamente? ¿A qué se debe esta perpetua insatisfacción, esta lúgubre habitación, malsana en su aspecto, hiriente, maldita, vacía de sentido terrestre? ¿Estamos deprimidos, o estamos distraídos?

XI

39. Fuimos dotados de una tolerancia implacable, dotados de bajas pretensiones, y los bosques alejados hacen de nuestro entorno un clima de exuberancia enciclopédica: es necesario encontrarle sentido al delirio a través de las palabras profundas: oraciones como plegarias para nuestro consuelo.

40. ¿Sera la entrega pura, desinteresada -la entrega en serio- lo que nos abra la puerta a lo inconfundible, a lo desconocido, a nosotros mismos? ¿Sera entregarnos a nosotros mismos, como quien se entrega a un desconocido, la clave, la salomónica clavícula que desatan los setenta y dos demonios para dejarlos ir y ya no de atesorar lo ajeno?
38. Es el cansancio de la duda lo que lleva a concederle un límite a la cornisa. O el aburrimiento letal de los nacidos sin imaginación.

41. Aquellos que nacimos sin imaginación dependemos de la vida real; y si la vida real no es más real que lo que nos permite nuestra imaginación

estamos perdidos
en la oscura fosa,
caverna de todos los ideales.

42. ¿Podría el paraíso estar velado para los excepcionales? ¿Es la regla el paraíso de la pertenencia? ¿El paraíso nos fue velado, en nuestro apocalíptico afán de andar con una lámpara a tientas por la oscuridad, adentrándonos en la boca del lobo, irrumpiendo en el sonido de la digestión, quebrando lo oscuro, abrigándonos en tinieblas, dichosos en espera de lo peor?

X

43. Una noche en la que nos estábamos rompiendo la nuca, encogidos por el frío de nuestra reclusión, con el culo atornillado y el estómago acobardado, sumidos en el hechizo de la escritura –ora mecanismo de defensa, ora justificación en la tierra- se nos presento la oportunidad de mandar todo a la mierda y una depresión de propiedades adictivas concedió el favor a nuestra boca de saborear eso, ¿y qué mejor sensación que la que caracteriza nuestro discurso, siendo nosotros mismos la característica de él, en nuestro afán de tener algo que saborear? Un juego hecho por y para boludos; facilisimo, dinámico, interactivo.

43. ¿Será eso moneda corriente en estas alejadas casas del suburbano?
XI

45. Ya nadie correrá la voz para anunciar el apocalipsis por culpa de alienados como estos que, como yo, se entregan a la vorágine del desierto, a la aventura de sondear su nada, en necesidad de encontrar los objetos que correspondan a llenar su vacío, ¡y es este mismo vacío el que pretendemos justificar!

46. Tiemblo ante la idea de un ser extra-dimensional atravesando el cristal que divide nuestros mundos. Como un insecto ya lo veo precipitarse sobre mis dedos. Escribo sin sostener el grafito y tiemblo ante este desconcierto.

47. Desde mi piel hasta los tuétanos... siento esparcirse el veneno corruptor... transportador de un parásito que hace de nuestra estadía una constante necesidad de fuga, que no es más que la necesidad de pertenencia -aunque parezca lo contrario.

48. ¿Y cuál es este virus del que hablo? ¿A que legislación biológica responde este virus que viene plagando a mis ancestros? ¿No será la especie de nuestro espíritu tendiente a la pavada que nos causa la necesidad de fuga? La teoría hipocrática de los humores explicaría eso. ¿Y de que nos fugamos?

49. ¿No hablaremos en plural para evadirnos? ¿No hablaremos en plural para no compenetrarnos en el misterio del abismo de la nada sin compañía? Y me pregunto si esta no será otra manera de sentirse parte de un grupo, uno, fuera de ser calumniado. ¿Está no sera otra forma de no ser calumniado?

50. ¿No nos estaremos resistiendo demasiado? ¿No es evidente el destino? ¿Eterna será la resistencia?

51. ¿Necesitamos ver de cerca todo lo oscuro que en nosotros se aferra? ¿De qué voluntad nace esta necedad? ¿A qué ley responde esta melancólica necesidad de calar en lo más hondo de mis razones aquello que está bien que solo sea sanguínea sensación?

52. ¿Puede haber una relación entre el menosprecio de la carne -la autoestima de mula- y hacer de nuestro espíritu un complicado mecanismo abecedario en el que sienta la necesidad cuestionar todo lo que está bien que sea sensación? ¿Como cuestionar una sensación, sino es para juzgarla desde una coherencia interna?

XII

53. ¿Sentís el vacío dentro tuyo? ¿Sentís esa necesidad de dirigir tu mirada a lo absoluto? ¿Sentís la contradicción corromperte, mordiéndote los labios con los que besas, evitando, por fin, establecerte sin que la sangre fría te condene a la simple “mala suerte”? ¿Sentís la nada trabajar en vos? ¿Sentís la corrupta pasión por lo oscuro dirigir su mirada hacia lo absoluto?

54. No nacimos en el seno de lo luz.

Venimos de lo alto

como todo lo que cae.

Venimos de arriba, por lo menos.

55. No somos absolutos ni en lo oscuro.  Las tinieblas son nuestro estado de cuerpo puro, nuestro estadio mental mientras la serpiente nos ofrece nuevas cúspides, nuevos cultos, nuevos severos mundos en su actitud ante extranjeros de otra especie.

56. ¿Sera verdad que para nosotros habrá un mejor lugar en el que podamos decir “ahora sí”? ¿Sera esta nuestra mayor esperanza? ¿Sera este nuestro mejor logro? ¿Será verdad que para los desconformes del mundo, del cuerpo, de la meditación, hay un lugar afuera, donde podamos levantar campamento? Ese será nuestro gran hallazgo: La puerta hacia todo los prodigios. La fuente de todo lo extinguido. ¿Podremos beber del manantial del agua espiritual?

57. ¿Hay veracidad en esta fuga?

58. Le dimos voz a los muertos; les dimos cuerpo, alma y espíritu a objetos inanimados. Idolatramos fantasmagorías y crepúsculos; les dimos voz a los muertos que hablan el idioma de los muertos; les prestamos atención a cosas lejanas, les prestamos atención a cosas difíciles de comprender mientras el virus corruptor de menores modificaba nuestra facciones, cuando este virus nos parecía amigable porque nos entendía... ¿y quien carajo va a entender lo que nosotros mismos nos impusimos para defendernos?

59. ¿Puede uno defenderse de si mismo? ¿Hace falta? ¿Es necesario? ¿Es necesario tener conciencia de cosas como estas? ¿Hace falta considerar como amistoso aquello que delinque nuestra naturaleza? ¿Hace falta hablar en plural cuando nos sabes muy bien a quien le hablas?

60. Nosotros que teníamos en la boca preguntas que evocan a la nada, preguntas sobre la muerte... ¡El silencio ha sido extinto! Gracias a la practica del aullido, una manera activa de aniquilar el aburrimiento... ¡Y todos los muertos se levantaran! Gracias a él, el que llama a la existencia de las cosas inexistentes, implicado en sistemas nerviosos fallados. Una delatora enfermedad del infierno vecino.

XIII

61. Si, esto es un poco de palabrerío. Es que cuando hablo de aniquilar el aburrimiento es porque lo aniquilo, lo elimino. Con mi doctrina voy a fondo en pos de la creación... De la justificación... De la ciega caminata al país del nunca jamas.

62. Nosotros, los iniciados en la practica del delirio, seudocientíficos, estancados en la estad del por qué, le dimos voz a todo lo roto, a todo lo ajeno... Y ese fue nuestro fuerte. Hicimos carne el vapor de nuestro aliento cuando las noches fueron demasiado frías. ¡Ese fue nuestro fuerte! Hicimos carne el fuego de ojos menores; carne la magia negra que constituye esta permanente deshumanización. Pensamos que la aniquilación de la humanidad comienza con su reproducción, sabiendo que no tiene sentido sostener ideas por la belleza de su oración, por la cercanía con el espíritu de esa oración, por la imagen que nos evoca esa oración.

63. ¿Que hay en esa fantasía de anulación que tanto nos apasiona? ¿A que ley de cierta especie espiritual responden estas actitudes? ¿A que ley responde esta sanguinaria necesidad de calar en lo mas hondo de nuestras razones aquello que está bien que solo sea sensación? ¿A que ley responde esta sanguinaria necesidad de mantener un orden a nuestra meditaciones y al templo semántico que erigimos en nuestro cabales para darle firmeza a esta realidad que apremia nuestros días con fantasmagorías y acento crepuscular? ¿A que leyes de que estirpe responden estas facciones marcadas por un filo de odio y esta melancolía ardiente de la que queremos hacer una pasión, dejándonos atrás, en el fondo, donde el clamor demoníaco se confunde con la furia de un ángel aversivo y bestial, síndrome del mudo lenguaje crepuscular?

64. Toda nuestra manía esta mal dirigida. Todo nuestro maná mal direccionado nos jugara en contra. Yo lo sé. Yo ya jugué con ese potencial divino. No digo que me haya divertido pero entendí, por ejemplo, que el diablo existe, que la posesión es posible. Que la ficción es certera: se dirige a nuestra inestabilidad, y la inestabilidad es siempre un blanco fácil de apuntar.

65. He puesto mi atención en la rectilínea función ocular de ver siempre lo que se quiere ver. Intente, con la intención a escala, con la necesidad de escalar, torcer mi voluntad para anticiparme al estallido y ahí, así, triunfar, como quien triunfa dándose cuenta de que no todos nacimos para triunfar.

66. ¿Y como reconocer nuestra decisivas oportunidad? ¿Como anteponerse en silencio a todo lo que es ruido? Se considera virtuoso el silencio puesto que guarda posibilidad de considerar que un todo, algo “supremo”, integra ese silencio... En cambio nosotros... Ay dios, nosotros los charlatanes, palabreros de ley, nosotros los que queremos decir algo y, si, decimos, pero así como decimos nos condicionamos y palabra a palabra, una palada más de tierra sobre nuestro fuego; nosotros los charlistas, divagadores, filósofos mediocres. ¡Una palabra más de mierda sobre nuestro mejores objetos! ¡Dale, una más!

67. Nosotros los que hablamos de más porque para menos estamos nosotros, los enemigos de alguien, de algo, ¿cuando sabremos contra lo que luchamos? Nosotros tenemos una inclinación hacia todo lo que esta roto, hacia todo lo que es raro, hacia todo lo que busca luz, mas no hacia la luz misma. No queremos ser ínfima porción de abismo de la inmensa magia negra que constituye el abismo de la humanidad, queremos ser abismo de alma sagrada, de cuerpo superado, trepándonos cual muro divisor entre lo adrede y lo cierto del infierno. No, nosotros no fuimos hechos para darnos final. Aunque no pueda asegurar para que si fuimos hechos, me hago caso en esto: hay algo más allá, no de nuestra comprensión sino de nuestra propensión al siniestro plan de complicar todo en pos de alimentar el misterio prodigio

la puerta de todos los prodigios

























Apokálypsis de La Bestia

I

1. La modernidad es el Apocalipsis. La última revelación. ¡El antropocentrismo en su máximo esplendor! La buena noticia de los alienados; y de los alineados, carne del cañon consumista.

2. Venimos a dar nuestro último espectáculo

¡Sabotearle el paraíso a los complicados!

3. ¡Nuestra belleza radica en la simpleza! Nuestra última esperanza en esta tierra virgen, inexplorada y malintencionada. ¡Y el victimismo, siempre el victimismo para intensificar el discurso cocorito!

4. Solamente nosotros, los “avivados”, es que tenemos ojos y oídos para el gran espectáculo, el que nos aleja de los vagos murmullos, de los cuchicheos y de la seductora adulación de los poetas malditos, ¡y de todos aquellos que de martirio hacen su reino!

II

5. Mami y papi fusionados en un cuerpo es nuestra Bestia, nuestro dios: nuestra última revelación. El andrógino director parado sobre la pirámide de nuestra represión dictadora de todo tabú.  

6. La modernidad nos respalda en nuestro Apocalipsis: ¡Gracias a tus límites nosotros podemos pasarnos! ¡Gracias a tus velos nosotros podemos revelarnos! ¡Gracias a tu dictado nosotros podemos impugnarnos, y cuestionarnos, y santificarnos, y darnos aires beatos a través de la práctica del aullido! ¡Somos lobos atontados por la masificación y la burguesía! ¡Somos sátiros y ninfas en los bosques de silicio! ¡Queremos un enemigo digno de pelea! Nosotros, quienes vivimos de pelear con enemigos. Nosotros, que hasta de nosotros mismos nos quejamos. Nosotros, que hasta de nuestra pluralidad dudamos. Nosotros, rabia contra la niebla de la deserción.

7. ¡Antropomorfo ser de falo pujante y matriz abrasadora, a tu ordalía nos lanzamos! ¡Somos seres incompletos en la meritoria búsqueda del placer! ¡Parcializados por nuestra anatomía! ¡Anonadados de nuestra forma! ¡Henos aquí, en pálida necesidad y desprotegidos de los horrores de la dualidad!

8. ¿Qué pretendemos, si no es alcanzar la divinidad en nuestro prometeico afán de conocer? Nada. Luego, estamos incompletos, por lo tanto filosofamos, por lo tanto, como todo recipiente vacío y de material maleable al que se le ejerce presión exterior, estamos deformados y la literatura es un buen formador de todo lo que tengamos ganas que forme.

III

9. Vean, si algún día tienen la posibilidad, el parco gesto aletargado de imposibilidades que denota la cara de quien este escribiendo, imponiendo su espíritu en la hoja, a fuerza de constancia y tinta; fíjense como todo el peso de la existencia se mece sobre su gloria: la gloria de estar poseído por el genio de la invención, letra tras letra, palabra tras palabra, oración tras oración, para orar sin tener presente ningún dios conocido; para inventarse a si mismo, ya que la fuerza de su espíritu reside en su afán de destrucción: son las bases sobre las que él fue construido de las que reniega, él busca su origen más allá de todo centro, de todo vientre, de toda luz incierta de la que nos hemos de procurar un poco de seguridad, que es como mas inteligentemente se disfraza el aburrimiento ¡He aquí la creación! Ese lujo de hechicería aferrado a la negación y a la mal intencionada altivez de la imaginación donde sus cuadernos de notas son las escrituras sagradas de un fiel personaje emancipado de la mediocridad inherente de todo ser humano que le besa las suelas de los zapatos a todo lo que es consumo irreverente, critica destructiva y sin sentido, venenosa envidia e intolerante resentimiento hacia la vida.

10. Una noche en la que me estaba matando la nuca, sintiéndome apátrida, dedicándome a torear la deserción con la palabra como capote, atribuyendo dones en la estridencia de la inspiración, como si fuera un mero alarde del estremecimiento, en un simple rapto de sensibilidad demencial y arrebatado en neblinosa clarividencia, sintiendo la duda corruptora someterme, estableciéndose en mi sensatez, atreviéndose a entablar una alianza con mi inmadurez; engarzado el virus de la ficción al sistema nervioso, dirigiendo la percepción, poniéndose por encima de mis hombros, como si fuera una cámara de grabación. Es notable su tarea de desprestigio en el afán de corromperme las pelotas y desarmonizar este martirio tácticamente establecido sobre el cuaderno de notas, ensimismado en una simple tarea que responde a una fría lógica de supervivencia, ya que a un llamado estoy respondiendo y concedí suma importancia a su estricto mensaje. Ahora siento la gracia de lo Alto actuar sobre mí y todo esta silencioso. No hay razones para correr. La fiesta terminó en su búsqueda de justificar, en su búsqueda de unas cadenas violentas un poco flojas, un poco obvias en su afán de encadenar.

IV

12. El silencio y las penumbras del cuarto forman un soberbio enervamiento de admiración ante la distancia que hay entre yo y todo lo que no soy yo. El pretendido genio -esa voz interior- quiere de mi todo lo que yo no tengo: paciencia, en un lugar alejado del ruido, más allá de la vana idolatría, más allá del fuego que ilumina y de la niebla estableciéndose en el asfalto, para esquivar el dolor de no ser lo que se pretende en este preciso momento.

13. ¡Que bien me siento en este estado de perpetua escenificación! Soy como un simple adolescente disfrutando de su existencia intrascendente en el bosque, a la vera del río donde se ritualizan mis sacrificios, y me pregunto que me depara la sangre derramada en forma de pentagrama en el centro de este bosque de silicio. De pronto veo figuras danzantes, bamboleandose, cual llamas de hoguera. ¡Que traen consigo encima! ¿Que es ese rápido cuerpo abriéndose paso ante las llamas? ¿Qué es este rápido cuerpo abriéndose paso ante la luz? Hay un cuerpo abriéndose de piernas ante la daga de mi mirada. Y es entonces que una Bestia se manifiesta: un cuerpo perfecto en proporciones y perfecto en manifestaciones, y una muerte premeditada noto en el cuchillo de su mirada...

14. ¡Soy el andrógino director parado sobre el pináculo de tu represión dictadora de todo tabú!, profirió.  Y preguntó ¿Cuáles son tus expectativas esta noche?, con potencia magnética. Y entre balbuceos y dudas, pude amasar estas palabras: No mido mis plegarias en respuestas, las mido acorde al miedo a no reconocerme en mi reflexión. Manteniendo mi nivel de expectativa en 100% y mi fuente de inspiración en gerundio: estoy haciendo, dejándote actuar... Ya que nada soy, más que apetito, deseo e insatisfacción. Mi voluntad de superación es la única alianza en esta batalla; y una pizca de ego para despistar a las aves carroñeras: lo justo y suficiente como para darme cuenta de que revolotean.

15. Del sol viene todo, el rayo gobierna todas las cosas, y el resto son jugadas estéticas, guasadas literarias para el entretenimiento de la dama y el caballero ávidos del éxtasis desertor de las formas materiales: el éxtasis solipsista del descenso; esperanzados en una solución: la solución al eterno aburrimiento, al vaciamiento y al desproporcionado delirio, entregando sus cuerpo a los terribles monstruos de escaparate y a las ninfómanas bestias que se nos presentan para nuestra perdición en tu línea divisoria entre teta y teta porque nada es digno de mención más que tu excelencia en la perfecta excentricidad de manifestarte en la voz pedigüeña de aquellos que te necesitan, ¿y de que trata tu proximidad si no es del misterio que alardeas? ¡Todas las noches en soledad canto canciones para tu atención! ¡Y ahora es que por fin te tengo delante mío!   

16. Como un pendejo desmedido en sus pretensiones te digo que toda la semana en un soporífero letargo hacen de tu cruel y saturnina actividad una necesidad fisiológica para este ser debilitado en carne y espíritu.
 Vine a este bosque a disfrutar de mi existencia intrascendente, dichoso en espera de lo peor, para que hagas de mi cuerpo un altar y que tu daga aliente mi sangre a unirse con la tierra y la sucia locura.
 Quiero volverme peligroso. Ya no sentir miedo en mi alma a tener algo que perder.

17. A lo que objeto con respecto a mi alma y, más profundamente, sobre la tipología de mi espíritu: Sos un simple idolatra, otro más, en la lista de los condenados a morir arrodillados ante una vaga imagen que impulsa la mala imaginación, la que pone la verdadera vida más allá de tus humanas posibilidades. Te lo voy a decir simple y clarito: el “alma”, tu “alma”, lo que vos llamas alma, no es más que un pre-concpeto mal asimilado: estas siendo víctima de una necesidad obvia del sistema que gobierna tus medios de supervivencia. ¡Un círculo perfecto, en tu inmadura estima por lo que no te concierne! Deshacete de ella, pelotudo. Para ir ligero de equipamiento deshacete de ella, para ir cómodo por las tierras. ¡Sacatela de encima! Déjate de joder con pesadas cargas de conceptos abstractos hechos con palabras magras… ¿no te da cosa andar con peligros pre-configurados? Yo hubiera pensado mejor aceptar cierto coto mal perimetrado, ¿a dónde querés llegar con tu fundamento terroso? ¡Estas levantando un polvo molesto! Acá nadie quiere ser molestado.
 Para caminar mejor, más firmemente, tenes que andar con equipo ligero. Vos, que sos espíritu extranjero, te propongo deshacerte de ella y ver con más claridad, entre la neblina: tu forma, y posterior aprecio que hacia ella tengas, es lo que conforma el alma. Eso es el alma. Nada de pavadas literarias enroscadas con palabras impersonales. La posta es esta: Todo cuerpo u objeto, como mi cuerpo andrógino o una piedra, están constituidos por dos principios primordiales, la Materia y la Forma. Estos dos principios están motivados por otras causas: por un lado la causa motriz, que propulsa la transformación de la materia pasiva; transformación  impulsada por la causa que trae la forma a la materia al actuar la causa motriz (todo esto sucede conjuntamente), o sea, la causa formal es brindada, por ejemplo, por un escultor que tiene la idea o Forma en su mente para comenzar su escultura. La causa final es la coronación de esta trayectoria, en la que se manifiesta una necesidad de parte de los cuerpos de dirigir la creación hacia un fin determinado. La forma absoluta es, lo que ustedes llaman, Dios. Sin embargo, lo existente consta de materia y forma: si resulta que Dios es la forma absoluta y no tiene materia, Dios no existe; entonces Dios no sería mas que algo intelectual que sirve para explicar la constitución del universo.
 Podemos considerar que “dios” existe pero no para nada lo que modernamente  se entiende por Dios (las pústulas de la filosofía solipsista y su pornógrafa frase pienso, luego existo). Dios existe en cuanto a ente que intercede en nuestra vida pero es ajena a nuestra voluntad. El mundo nos viene dado, es decir, vuestra voluntad aborda el mundo enteramente desde fuera, como algo ya dispuesto, de ahí que se tenga el sentimiento de una voluntad extraña intercesora para bien o para mal. Entonces somos dependientes en cierto sentido y aquello de lo que dependemos podemos llamarlo DIOS. En este caso Dios seria el destino o, lo que es igual, el mundo, independiente de nuestra voluntad.
 Hay dos “divinidades” o entes soberanos de su propio reino, el mundo y el yo independiente. Es feliz quien no vive en el tiempo pasado o preocupado por el futuro sino en el presente, porque estar en conformidad con el mundo es estar en conformidad con esa voluntad extraña. Si la conciencia te hace perder el equilibrio es que no estas en conformidad con algo, entonces la conciencia es la voz de dios o el mundo, que te hace feliz o infeliz con tal o cual situación tuya para con el mundo. De ahí que en tu queridísimo Padre Nuestro diga “hágase tu voluntad”, eso significa que, por ejemplo, si vas a escalar una montaña porque se dice que animales extraordinarios son vistos en aquella cima es tu voluntad subir esta montaña, pero escapa a tu voluntad que los animales no yazcan muertos, extinguidos, o simplemente que te rompas una pierna y quedes rengo para siempre; para un creyente esto seria un mal designio de Dios (o parte de su magnifico plan); para un ateo, una mala suerte; para un agnóstico, una impertinencia de su parte tener que andar husmeando donde no lo llaman; etcétera. O, en caso contrario, no solamente podrás encontrarte con estos curiosos animales (este seria el fin buscado), sino que también te dan una enseñanza que precisabas para entender porque no estabas llegando a nada en la vida: no te la jugabas nunca; sea para bien o sea para mal no jugártelo por aquello que consideras legitimo y genuino para tu corazón fue lo que te llevo a vagar por un desierto desasosegado y, pleno de dudas, considerando abandonar toda búsqueda por temor a no encontrarlo jamas; aquella enseñanza lumínica, digo, será aquello que la voluntad de Dios tenia dispuesto para volverte a dar la dignidad de una vida con finalidad (los fines son la explicación de todas las actitudes). Por ejemplo, en tu ejemplo, la finalidad de tus dones; ya sean artísticos, morales o aquello que consideres que sea dado a vos sin ser tuya la elección, porque me juego las pelotas y las tetas que nadie en su sano juicio eligiría tan solemne don, para estar escribiendo, a solas, un sábado a la noche.

18. Y siguió hablando, palabra de La Bestia: La modernidad es la última revelación. El antropocentrismo en su máximo esplendor: Dios tiene que ser visible y palpable, hasta este punto de necesidad llegaron a falta de imaginación. Luego, ¡he aquí que llegamos al siglo del relativismo con respecto a la divinidad! Y la desigualdad existe, justamente, por el relativismo con respecto a lo que es bueno y malo. Todos los reyes y gobernantes de todas las épocas tuvieron su noción de la divinidad conforme a su necesidad de bronce, plata,  poder.
 Y acá es que estoy yo, profeta andrógino, pero no a todos le es dada la gracia de concedersele lo imposible: yo soy un hijo de dios, en una de sus tantas modalidades, y ahora te voy a dar la enseñanza principal (te voy a hacer consciente)sobre el equilibro personal -lo que ustedes, los modernos, llaman la autoayuda-: La mujer y el hombre están compuestos de materia, pero la forma es distinta en cada uno, podemos llamar ALMA a esta forma. O sea, desde la punta de los pies hasta el último pelo de la coronilla, todo esta conformado por la misma forma y todo es sexo femenino en una porción materia, así mismo todo es sexo masculino en otra porción de materia. De ahí la consecuencia de que un hombre y una mujer no puedan entenderse perfectamente, ¡tienen formas distintas! Y si pueden entenderse hombre y hombre o mujer y mujer, porque están en rasgos similares de conformación. Son parecidos, pero esencialmente distintos. Sus cuerpos, aparentemente iguales, son radicalmente distintos. Y aquellos casos reservados a los estadísticamente fuera de lugar, los inclasificables, los invaluables, aquellos que no limitan (inconscientemente) la mutua comprensión por su genitalidad, son aquellos que oscilan entre lo femenino y lo masculino siendo esta una libre y desprejuicida manera de actuar para con uno y para con los demás, puesto que lo femenino y lo masculino son estados inherentes y ocasionales en una persona, lo que les permite entenderse jugando un juego inconsciente entre proposición y disposición de los hechos dados. Lo complicado es encontrar aquellos que sepan jugar a este juego; más complicado todavía es el paso anterior al juego: saber si fuiste o no hecho para jugar ciertos tipos de juegos, porque se es consciente de la limitación empujándote al extremo de tus posibilidades, y la verdad que el mundo aburguesado en el creciste corrompe aquel potencial divino de superarte a vos mismo: la comodidad de la medianía es lo que merma el sabor de la existencia. Por eso tenes esos deseos que cantas a los cuatro vientos: sentís la falta de una concepción sobrehumana, sobrenatural, y esta falta se basa en la necesidad de llenar el hueco encastrado en donde a los demás se les forma el sentimiento religioso; el sentimiento religioso, puedo aseverar, es un sentimiento de índole femenina, ya que este sentimiento es fértil, fructífero, beneficioso: da vida; siempre y cuando no este dirigida hacia los intereses mundanos y vulgares: ahí comienza la decadencia hacia las “religiones” de corte egoísta, que anteponen el culto a deidades que dictan la satisfacción de los propios intereses aunque perjudiquen a los demás. Vos sos un caso más de autonegación, sos como una cuerda tensada entre los extremos del amor propio y el amor al prójimo. Sos un mediocre, y lo vas a seguir siendo sino te decidís entre dios y el mundo. Si los elegís a ambos sos un boludo satisfecho de sí mismo; si no elegís a ninguno, no llegas a nada. Sos un un caso de autonegación de todo lo que te fue dado como don o talento, porque no queres reconocer tu naturaleza y convertís en idolatría tu fuerza vital, por lo tanto, es infértil, inocuo, inservible: sos como el yuyo, creces al pedo.

V

19. Que se haga tu voluntad -aullé-, hasta el fin de los tiempos, por lo menos del mio, y perdona mis ofensas contra mí mismo siendo tan hipócrita y siendo tan cobarde para con el espíritu que siempre guió mis decisiones y siempre consecutivamente yo me atrevía a ignorarlo como si cosa viva o inteligente fuera, cuando era todo lo contrario. Y si seré tan mediocre que me regodeaba y justificaba esa medianía estableciéndome en el lugar justo donde la niebla se precipita, en los bosques de mi fantasía, que tan sensuales imágenes me transmitía y tan lascivas maneras de proceder para con mis dones que simplemente me entregaba al destino de lo infértil.

VI

20. Y cuando creí que con tan saludable despedida me habia apartado de tan terrible designio, ¡terrible porque tiene razón!, es que La Bestia vuelve a abrir la boca, y me dio para que tenga, para que guarde y para que reparta: Lo que necesitas vos es la adrenalina de los que están a punto de morir, y empujarte al extremo con la nuca equilibrada por el tormento de una invocación irresponsable para llamarme la atención. Me tentas a buscarte, y no encuentro más que otro gil más en busca de “aventuras”.  Pero lo único que queres de mi es una amistad y así adiestrar tu incredulidad. Todos vienen hacia a mí por lo mismo: el misterio de lo siniestro, lo incalculable, lo irreversible; la hermosa, cálida y sensual oscuridad; y la verdad es que todos terminan cagados en las patas, y los que pasan al otro lado ya no quieren volver más a la civilización. Yo te voy a dar nuevas revelaciones, para que a los giles como vos se la comuniques y ya dejen de romperme las pelotas, soy una Bestia muy fastidiada de la mediocridad humana. Escuche y aprenda, pendejo: Quien pretenda Iluminación como forma de redención, a falta del estallido de la inspiración, será arrastrado al fracaso y se creerá incólume a las reiteradas visitas del adversario como símbolo de autodestrucción.

21. No me vengas con trucos y trampas. Yo sé porque colgas crucifijos en tu habitación. Mi sabiduría es un peligro, es verdad. Podes seguir con esos juegos, pero no creas que el entretenimiento es eterno. Y cuidado con que el nosotros no sea más que el reflejo de tu necesidad.

22. Hay que sacarte la idea profana e infantil de creer que la lucha con el Diablo es interesante y divertida. Las heridas de guerra no son adornos ni accesorios de belleza: hay una desventaja social en llevarlos puestos. ¡Avivate un poco! Esta es una necesidad víctima de tu profana infantilidad que intenta erigirse como nueva estilo de vida, como algo más elegante que llevar puesto. Un traje nuevo te trastorna las ideas y solo quienes creen codearse con el demonio son aquellos que hacen de su demonomanía una ley, correspondiente a una estupidez muy propia del ignorante y de un desequilibrio propio de los delirantes; a estos hay que tolerarlos, no sacrificarlo, a estos hay que abrazarlos a los ojos de nuestro mayor bien común: el total despojo del ego y del sopor involuntario.

23. Desde ya te lo digo: esta es la voz que evadirán los maricones profesionales y bien pagos para sentirse cómodos en su genuina mierda; ellos serán, los destinados a la soledad de la lepra, sin evangelio de por medio.

24. ¿Sentís el sabor amargo, pelotudito? ¿Sentís el sabor de la sabiduría derramada? ¿Sentís el calor crepuscular de lo cavernario, de la tentativa sublingual por desenmascarar a todo lo que merece enmascararse? ¿Sentís el sabor de lo superfluo, de la peste narcótica que privilegia tu escenario de monstruosidad, síntoma de la más inocente necedad? ¿Sentís el sabor de la revelación? Mi genio esta en el olfato, por eso no tengo necesidad de tocar para conocer... Vos sos humano, limitado por la carne, incompleto en la meritoria búsqueda del placer, parcializado por tu anatomía, y anonadado de tu forma... Te tengo acá, en pálida necesidad y desprotegido de los horrores de la dualidad, y ahora con una misión concreta que cumplir. ¿Sentís el sabor de la verdad, oráculo de paladar?

25. ¿Escuchas este sonido? Este zumbido... Estas vibraciones cruzando la carne de tu espíritu, ¿las sentís?, como ingresa y te ahogan en temblor, ¿lo sentís? ¿Sentís el riesgo? ¿Sentís el odio viajero? Es la maldición de tus ancestros, te la presento. ¿Oís el eco de la voz de tu antepasados? ¿Oís la voz a través de la vibración iracunda? ¿Oís el eco del goteo? Es la sangre antigua derramándose sobre tu cabeza..., y es esta la escena, es en este momento donde salís a buscar venganza. ¿Escuchas la maldición viejísima que hasta vos llega? ¿Escuchas ese sonido, el murmullo en el templo, el deletreo de los nombres malditos? ¿Sentís el incienso trepando la cúspide del memorial? ¡Es esto esta desubicado! -diría un distraído en vistas de la escena. Sin embargo, te digo: no hay ataque más valiente y astuto que el que se planifica desde la casa del enemigo, invocando, deletreando...

26. No te regocijes con la historia. No es esta la victoria. No estas ni cerca. Darse cuenta no es suficiente todavía. Darse cuenta es el primer paso hacia el resto de lo que te queda de vida como santo, como héroe, como simple hombre desterrado, huérfano en su situación de Humano, que ahora no sabe a quién elevar la vista; no sabe a qué elevar la vista.

27. Esa es la maldición de tus ancestros, te la presento: el nihilismo propagado como un virus corruptor. Es ella la culpable de tu malestar. Vos que buscabas culpables..., acá los tenes, ¿te sentís mejor, maricón? ¡Vos, que tanto necesitas del victimismo para intensificar el discurso cocorito! ¿Qué tenes para decirles? No te quedes callado. Tendrías que verte callado. Mirate, tan mal te queda... Siempre en silencio... Vos no fuiste hecho para el silencio. La sangre te lo pide. ¡Honrá tu sangre! Ese eco goteante de todas las noches de incertidumbre te va a matar. Esa sanguínea voz quiere gritar, maldecir, y no ya jugar con originalidad.

VII

28. Hoy, una vez más, te plantas, de cara al pasado, y lo maldecís... Maldecís al viejo dios como lo hizo tu bisabuelo, minutos antes de cagarse matando. Maldecís a dios, lo repudias, y los fantasmas de tus ancestros vienen a reclamar tu don en vistas de continuar con la guerra infinita en otro desierto, en otro territorio, pero tu cara de maricón les estorba y los espejos se te vuelven compasivos.

28. Es el odio visceral y profundo el que hace de tu cuerpo una maquina de aullidos. ¡Y yo no puedo más que amarte en la ignorancia de tu odio! Para eso vengo a hablarte, para rescatarte de ese infecundo sentimiento hacia todo lo que te fue dado como don.

29. Es tu destino aullar, es tu destino pararte en dos patas, después de que te hayan roto el orto las supersticiones. Pararte en dos patas a aullar es tu destino, y alguien te va a escuchar, y eso será para vos suficiente, ¡pero tampoco la onda es encontrar compañeros de celda, loco! Todavía faltaría mucho andar en cuatro patas...

30. Que mis palabras sean cuchillos, guerras, atentados contra la devastadora imposición... No importa la morfología de lo que te digo, importa cuanto te duela y cuanto te ejercite. Todo lo que duele ejercita.

VIII

31. A todos ustedes, seres de ultratumba, también se los digo, seres de incómoda estatura, de sensibilidad demencial, de baja calaña intelectual, de vasta memoria ancestral; descontextualizados, siempre fuera de lugar; mal entendidos, mal educados, nunca perteneciendo, incómodos en su sufrida connotación de fantasmas malparidos por el circunspecto delirio de algún artista maldito... Conozco el traqueteo de sus lenguas desde que pusieron el primer acento en sus sentimientos y se entregaron al éxtasis haciendo de su cuerpo el cuerpo del poema a medida que cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir. Ya conozco sus hechos, sus reproches, y sus lechos,  por ende, conozco su cuento.

32. A ustedes me dirijo, inmersx en la inmensidad del bosque, de espaldas al mar, inmerso en la santísima oscuridad. Los veo reírse, divertirse, escriben canciones “con los labios húmedos del nocturno rocío”. Okey. Canciones donde “la muerte le sopla la nuca al cantor” -que no son más que ustedes mismos hablando en tercera persona del singular. Bue... Canciones escritas con “la sangre hervida del miedo a las sombras brujas que circundan y el amanecer espantan”.Sombras brujas... Mmm... ¿¡De que carajo están hablando!? ¡Que sombra ni sombra! Y si las hay -y circundan, como dicen-, es por estar de espaldas al fuego y de cara al muro; de espaldas al mundo y de cara al tiempo, ¡de cara a los muertos!

33. ¡Que niebla ni niebla! ¡Que cuervos excitándose del augusto gemido de un ángel moribundo ni cuervos excitándose del augusto gemido de un ángel moribundo! ¡Todas esas paparruchadas son puro palabrerío! Si se van a “alimentar del sepulcro de todos sus muertos”. Si se van a levantar medios sonámbulos -más medio que sonámbulo-, más flojos que una cuerda muy larga atada sobre extremos cercanos; si se van a “alimentar del fuego de unos ojos maniáticos” no cometan el error de compartir la habitación por mera asimilación de pulso de parca. La marca que a la que adhieren tus compañías hacen de tus palabras una decoración, un festejo, una celebración, un enaltecimiento a todo lo que no es claro y un enaltecimiento a todo lo laberíntico.

34. A ustedes les hablo preguntones, mayormente mirones,  creadores de realidades ulteriores. Desde la cúspide les hablo, desde la mismísima viga de la que cuelgan todos los mártires cebadores de mambos tarados, mortales. ¿A eso se refieren con el maldito estilo? ¿Para qué lo necesitan? ¿Es necesario ¿Realmente necesario? ¿Alguien corroboro su utilidad?

35. ¡La interpretación de los hechos los pone de cara al fuego! ¡Vamos, no me digan que creyeron que a mí me servían! ¡Con esos cuerpos débiles y esas mentes dóciles, a nadie pueden servir! ¡A ustedes mismos se sirven! ¡Y así lo quieren también!

IX

36. El secreto máximo del misterio de los milagros de la fe no tiene que ver con una manipulación de energías, como dicen ustedes, anestesiados por la novedad y la propaganda espiritual; no, tiene que ver con la ignorancia a la que está sometido el Humano en regla general a lo largo de toda su existencia y a lo largo de su historia, devenida, en carácter general, por su propensión a la vagancia.

37. Hay un momento de la vida de cada quien en el que se abre un hueco en su espíritu, se detona uno de los muros de la mente, los que limitan entre lo lógico y lo ilógico, y es ahí donde nosotros los brujos, curanderos, profetas y tantos más (la elección de seguir tal o cual es cuestión estética), es en ese momento, digo, donde nosotros podemos meternos.

38. Todo es cuestión de fe, significa que, en el momento de entrega más grande de tu vida, abandonas el ego gracias a una operación contundente. Todo es cuestión de fe, significa, todo es cuestión de olvidar aquello que te hizo llevar tu vida a que llegues a ese momento de desprotección contra las fuerzas del mal, que si existen, y son justamente fuerzas, que tensan y aflojan la soga atada sobre los extremos del sistema límbico. Para serte más clarx te voy a decir que los rituales son incentivos materiales para que la mente reconstruya esos muros caídos con otro tipo de material, y nosotros, los dioses, somos uno de esos materiales; los poetas también son otro tipo de material, por eso insisto en que ustedes deben volver a ser los consoladores de la humanidad, no asistir a sus lectores como si ustedes fueran los enfermos y ellos los enfermeros, ¡La modernidad los pervirtió; los papeles se han invertido! Lautreamont es vuestro Cristo, vuestro redentor.

39. Nuestro oficio se reputa más por el aire de prohibición que traen nuestras prácticas. De alguna forma nosotros necesitamos del “enemigo”, para que cumplamos nuestro cometido. Lo peor es que Él también necesita de nosotros, los “malditos”. Somos la cara de la misma moneda: si muere uno, la verdad será parcial.
40. Es el Dominio y la Voluntad de Poder la trampa... El dominio por el poder, la razón y la veracidad, y su consecuente voluntad de conseguir aquello que consideramos obtener como necesitados de algo más ¡He aquí el relativismo con respecto a lo bueno y lo malo! Cada cual accionara su voluntad acorde a su necesidad, y las cabezas crujirán en el suelo de los caídos de tanto dolor de piernas, de tanto estar parados ¡Y encontrarán razones para llorar más fuertemente y sufrir mas crudamente y morir más prontamente aquellos que no comprendan el devenir al que están sujetos!

41. Es el dominio y la voluntad de poder tener más, puesto que eso no es poseído en el momento del deseo; y es esta la lucha en la que nos encontramos desde el principio de los tiempos en pos de que el divino equilibrio mantenga a todos en la única vía por la que nos es licito caminar, la del reencuentro con aquello que nos causa placer considerar como la causa más Alta; y yo, con esta forma, con este cuerpo, vengo a dar la buena noticia a los alienados: es la diversidad el mayor don que Lo Infinito nos otorgo a nosotros, los extraviados. 

42. Este dominio es regido por una ley aun mas estricta: la de la Polaridad que, según la Prisca Theologia,  es la explicación de que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los “opuestos” no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos; y esta ley está sujeta a la ley de Ritmo que bailan la vida y la muerte en pro de la persistencia de cada especie: esta ley dice que todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los dos polos. Siempre hay una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. ¡Pero escuchen! No pueden estar sujetas a nada estas leyes sino existiría el mas increíble (para ustedes, pajeros individualistas) y más simple principio, el Principio de Generación. De ahí en más hay que tener en cuenta la formación del átomo como ejemplo absoluto de la aplicación del Principio de Genero; entre los protones, neutrones y electrones, que constituyen la base de la materia, son causa inmediata en la formación del átomo, punto final e indivisible, y este es aparecido a causa de que los electrones (de carga negativa) y se ponen a girar en torno de un núcleo con protones (de carga positiva) y neutrones (que no tienen carga), y estos electrones parecen ejercer cierta influencia sobre los corpúsculos positivos, impulsando a estos a constituir ciertas combinaciones que dan como resultado la creación o generación, como ya dije, de un átomo. No vayan a ser tan cabezas de termo y entender “género” en el sentido genital de la palabra. El sexo no es mas que una manifestación del género en el plano físico, el de la vida orgánica. En resumen, la eterna lucha entre el bien y el mal es una lucha metapolítica, y la voluntad de poder o dominio es lo que adelanta o retrasa la superación de un estadio.

X

43. Vengo a darles la conciencia de autores. La conciencia de creadores, de destructores que con filo destripan el cuerpo de la tradición ¡El corpus legislativo destruido por los creadores de cada nueva generación desatada de viejas amalgamas culturales! Porque ustedes cantan con los cantos fruncidos, ¡cagados de frío! Cantan con esa horrible música y ese canto anestesiado creyendo que con sensatez encontraron la clave del símbolo adversario. Cantan en esa posición inferior ¡Y yo me cago de la risa!

44. Ya se, está bien, no se preocupen. No todos somos perseguidos por las mismas cosas. No todos tenemos el mismo origen. Quienes nacen en el seno de dios están encadenados a dios y los que pertenecen a la raza de los vacuos hacen de su carril una excusa de justificación a las debilidades al poner el acento justo en el lugar perfecto: el so penco “vuelo poético”.

45. Siempre hay consuelo. El bajo sentimiento de mediocridad puede ser reemplazado por la altura de la humildad; ambas, ilusiones del espíritu en su búsqueda por el gran hallazgo; ambas, ilusiones morales en su búsqueda de justificar su tiempo desangrado. Sin embargo, mi caro amigo, tus heridas son la antesala de la verdadera tragedia: a vos se te viene una Fea.

46. Yo hablo de esta manera tan simplificada para que puedan entenderme; tan sumidos en su infancia están, que no quiero serles una carga. Quiero que me entiendan y aprendan a comportarse como les es mandado: guerreros perfectos contra el sistema que les fue impuesto.

47. A vos, escéptico, también te hablo. A vos que ignoras mil presagios…

XI

El carácter es el destino del hombre.
Heráclito

48.  A nosotros nos habla esta Bestia... La que nosotros adoptamos. A nosotros, que del seno de la Nada venimos. A nosotros, que caminamos guiados e iluminados por nuestro mismo cuerpo incendiado... Es que no todos tenemos la habilidad humana para entender que el fuego quema y que no es necesario incendiarse para iluminar el camino... Sin embargo acá estamos, y ya es tarde para andar mendigando una luz más amable.

49. A vos te habla –que me lees y te sentís tocado-, que ya tenes al destino soplándote la nuca, pisándote los talones, abrazándote de atrás, apoyándote la pija y con las tetas empujándote, para enseñarte a mover y conocer secretos humanos que el más alto creador nos los reniega

50. Acampantes del error, el tigre que cabalgamos se nos retobo, ¡y con razón! Nuestra superabundante condición de  palabreros nos cagó la fruta.

XII

51. ¿Podría ser el reconocimiento de la propia mediocridad indirecto indicador de un ápice de genialidad que se asoma detrás de mi figura espectral frente al espejo de las grandes personalidades? ¿Podría la manipulación lingüística considerarse indirecto indicador de lo que quiero que sea entendido? ¿Podría un traumado estar vetado de todo paraíso? ¿Podría la mediocridad burguesa acrecentar la necesidad de manifestar disconformidad a todo “lo dado”? ¿Es el derrame de lo estable, de lo objetivado, es decir, lo dado, aquella causa de querer ir más allá de lo que nos concierne? ¿Es lo dado la razón de mediocridad?

52. ¿Es un espíritu libre aquel que piensa de otro modo del que pudiera esperarse por su origen? ¿De donde nace esta necesidad de emancipación? ¿Es la emancipación causa principal del nihilismo? ¿Es el nihilismo el más terreno fértil que nunca pudimos imaginar?

53. No puede ser, jamás, la fertilidad razón de mariconeo.

54. No se es excepción sin antes costear y sumergirse en el mar de la regla, y es esta desconexión de las reglas cuantificables las que imploran por la re-invención personal; es esta la necesidad de emancipación la que ahoga todos los valores pasados en un nihilismo corrosivo.

XIII

55. ¿Es posible que quieras quitar la vista de todo lo que me relacione con ese extraño sentimiento de fuego y sangre siempre dispuesto a manifestarse en neblinosa clarividencia? ¿Es posible que quieras quitar la vista de todo lo que no sea aquello de los que tus ídolos tanto te hablaron? ¡Y ahora es el momento para rematar ídolos caídos! Pero básicamente me pregunto, ¿es posible levantar ídolos por el imbécil acto de creernos secos, flacos, torpes, mañosos y no tener un objetivo fijo? ¡Todo es posible para el mediocre! ¿Es posible dejar de ser mediocre?

56. ¿Pueden ser esos ídolos el enemigo que se esconde debajo de la cama, el cuco del que tanto te hablaron, con el que tus padres tanto te neutralizaron? ¿Podría ser este cuco, a estas alturas, una fachada, la apariencia crepuscular de una institución que se derrumba sobre tu más alta potencia?

57. ¿Es posible estar equivocado? ¿Es posible basarse en un error y hacer del error un edificio y del edificio una justificación y de la justificación una habitación estable, cómoda, en el medio de la nada, donde la muerte -y esta es siempre una decisión tomada de antemano- este a una hora de viaje en caso de reconocer este error, tu error más necesario?

58. ¿Por qué será que necesitamos del silencio bendito de unos ojos arañados por siglos de vano sacrifico para no dejarnos manipular por estas supersticiones de considerar a la ultima carta de Hunter Thompson como símbolo de plena sensatez?

59. Conozco mi destino si no supero esta superstición.

XIV

60. No sufrimos más que otros. No somos expertos en el alma. La única verdad es que nos causa morbo no saber que pasara segundos después de este momento, y así sucesivamente hasta el fin de nuestros tiempos. Somos morbosos y son las palabras profanas nuestra fuente de inspiración.

61. Este gusto por lo negro, este buceo por el pozo séptico del alma no se explica dentro de los límites racionales de la mente. O si, y nos encanta hacernos los boludos. Para eso si somos expertos.

62. No somos amantes de la vida. No servimos para los estados de reposo, estamos enamorados de la distracción.

XV

63. Nuestros sentidos humanos están configurados para hacer de nosotros una especie implacable, infalible: inmortal en resumen; y vemos con certeza que esta voluntad ajena a nuestra decisiones se cumplen generación tras generación, tras generación, tras generación.

64. Supongamos la existencia de un parásito corruptor de esta configuración... Existen parásitos que hacen de nuestra estadía una constante necesidad de fuga, que no es más que la necesidad de pertenencia -aunque parezca lo contrario.

65. ¿Qué haremos nosotros, los asesinos del ideal, justificadores de la inmundicia, profanadores de quimeras, atiborrados de dudas y de un hórrido escepticismo?

66. Jinetes del error, el caballo que cabalgamos se nos retobo. ¿Y ahora? Lascivia, tontería y rebeldía son nuestras máximas autoridades. Nuestro boleto de ida hacia la nada, pero con conocimiento de causa.





























Evangelio Apócrifo
del Adolescente Alienado

I

Juntar agua y cortar leña, antes de la iluminación.
Después de la iluminación, ¡juntar agua y cortar leña!
Proverbio Zen

1. Coronando el portal de mi morada, como máxima establecida en mi más profunda razón, una leyenda sostiene la atención de los visitantes

EL RAYO GOBIERNA TODAS LAS COSAS

2. Yo no quería que el día termine sin que una luz se encendiera en mi lúgubre consciencia retributiva. Esa fue mi ilusión y esperanza para cuando hice colocar esta inscripción; yo, víctima de las abstracciones negras y las razones lejanas y pequeñas, acreciento mi conocimiento en pos de elevar mi espíritu a la altura de mi cuerpo idealizado. Es la insatisfacción de lo dado lo que rebaja al cuerpo al barro del existencialismo y de las palabras flacas y rotas sin dirección ni destino, así como las razones malditas y las oraciones elevadas más allá de las sensaciones, del escalofrío y de la electricidad.

3. ¿No es esta insatisfacción, límite hacia lo dado? Es la voluntad de exploración lo que me puede elevar a las altas razones; y eso que las tendencias de mi carácter me quieren denigrar a los búhos, a las serpientes, a los murciélagos, a los leones imaginarios o espectros, aun consciente de que la peor derrota es faltarle al cuerpo por cumplir a los relatos imaginarios.


II

4. El rayo gobierna todas las cosas, dijo Heráclito el Oscuro, hace unos dos mil quinientos años, en un lúcido momento -relampagueante intuición- al darse cuenta que las tenebres y frías abstracciones eran replegadas en defensa de la luz que irradia el reconocimiento de la propia mediocridad, es decir, de la propia limitación. Y yo, tiempo después, reducido a las ulteriores razones me apropio de esta luz y de esta necesidad: reconocer la otredad como fuente de sabiduría, pues este es el manantial de donde emana toda discursividad. Y esta claro que yo es otro, y mi cuerpo es ajeno a mis pensamientos.

5. Y así fue, que hablando en plural y despilfarrándome, perdiendo energía y mi dios reducido a un par de líneas de sentimientos confusos o mal asimilados, se me aparece ella, La Bestia, que todo lo sabe y todo lo menciona, magullandome con sus palabras te estas comiendo el cuento, estas muy involucrado con el personaje, te estas convirtiendo en un personaje; y mi sentido del humor en los subterfugios del sentido del ridículo cadaverizan el inescrupuloso movimiento del personajerio ingobernable que en entrañas se disputan el trono Veraz: el campeonado pedestal para quien diga la Verdad; y estos se dividen en dos grupos muy bien distinguidos: aquellos que viven para su propio interés y aquellos que viven para intereses externos. Mas son aquellos que matizan estos extremos los que sucumben a la opinión sobre lo que esta bien y sobre lo que esta mal.



6. El rayo gobierna todas las cosas. Y hoy esta fue mi iluminación: Lo paradisíaco es la conciencia de que las flores que tu propio jardín supo dar serán un regalo hoy, mañana y siempre. A cierta altura de la vida ya no corre en cuenta si son flores malignas, indignas o simplemente idiotas, las personas necesitamos sentir muchos aromas para entender  cual llevamos oliendo.

7. ¿Esta metáfora te parece chota? Acá gano yo. Todo se justifica. Me irradia la luz. Estoy en vía. Conozco las reglas del juego. Juego para entretenerme. Soy amante de la distracción.

8. Mi método de supervivencia es fácil, consta de justificar la existencia mediante la proclamación de una verdad personal. ¿Cómo llegar a esta verdad? Fácil, deberían conocer el pozo séptico de su alma y ser sinceros consigo mismos, más allá del ombligo de su limbo. ¡Hasta Heráclito hundió su razón en mierda! E increíblemente así murió, ahogado en caca, cumpliendo con la simetría, siendo consecuente con su apodo, siendo consecuente con sus dichos.

III

9. Estas si que son verdaderas palabras profana. Acá todo se derrama y mis razones caen sobre la más solemne rama del nihilismo. ¿O es que algo esta mal conmigo? A mi, que soy un traumado me vedada la inmortalidad. ¿O es que me falla la cabeza?

10. El conocimiento, si, ilumina pero ¿qué tan hermoso puede ser el sitio iluminado? ¿Que tan dichoso es aquel que mata ignorancia si al correr aquel cadáver encuentra plantas podridas debajo?
11. ¿Se trata, precisamente, de la dicha? ¿Es la dicha una razón? La dicha es un medio para ir al encuentro de lo mas terrible, la verdad desnuda, lo peor.

12. Muy seguido escucho que los libros matan la ignorancia. Tengamos cuidado con esto. ¿A que paraje inhóspito se retiran los guardias del espíritu cuando se unen las oraciones de muerte y el lector tendiente al derrotismo? ¿A que voluntad responde tan preponderante necesidad de sentirse identificado con el rizoma de la muerte? ¿Qué amargo sabor me tienta? ¿A dónde aprendí a saborear esta bilis negra?

IV

13. Conozco mi origen. No soy estrictamente mediocre pero mucho menos le beso las plantas de los pies a la genialidad. Ese beso me lo guardo en caso de iluminación: una visión totalizadora para entender todo lo que no es total en mí y si en otros; designo a imagen y semejanza mía lo que considero más alto en los demás, que es deficiente en mí. Un método coherente a mi carácter para empatizar con el constante duelo, teniendo como principales virtudes la sensatez y la duda ante todo lo que debe ser acatado, ante todo lo que es un deber. ¿Puede ser eso una virtud?

2. ¿Hay una deficiencia en esto que hago que corroe mis ganas de pertenencia? ¿Es una falla en mi sistema la razón de este vacío frío, en el lugar donde se forma el pensamiento? ¿Es el frío la razón, el congelamiento de las facultades intelectuales? ¿Es una falla de nacimiento, producido por el ahogo con el cordón umbilical mientras ladeaba las paredes de la concha, o haber nacido de un vientre lacerado por un aborto?

3. Pertenezco a una raza corrompida de abstractos imperativos, de lejanas empatías ¡del imperativo de los muertos!, y de vagas reflexiones; no por la misma razón soy un vago que se disfraza de prudente, pero una partícula de mi ser se encarga de reivindicar la tarea original que emancipa todo lo que tocaba el cuerpo primitivo en pos de dominar el cosmos con la palabra: un ápice de lo que la cabeza abarca.

4. No soy falso profeta buscando la clave del hombre de rebaño; soy un aborigen: un nativo en neblinosa tierra, en dependencia de fuerzas invisibles; un apestado que sueña con tener un bello campo, uno que pueda deslumbrarme en milagroso caso de iluminación.

5. Mantengo mi nivel de expectativas en 100 por ciento y mi fuente de inspiración en gerundio; estoy haciendo, y lo que me depara la sangre derramada en forma de pentagrama en el centro de mi habitación no es casualidad que se esté evaporando… del sol viene todo… El resto de las manifestaciones son giladas literarias: ni la luna irradia su propia luz; por eso tengo que mantener mi nivel de expectativas al cien por ciento.

6. Imaginemos que me dicen que al escalar tal o cual altísima montaña en la cima podré visualizar las bestias más extraordinarias del planeta tierra; podría creerles o no, pero me lo aseguran con ardor, entonces podría creerles o no la intensidad de lo extraordinario con que estas bestias se manifiestan; si mantengo bajas mis expectativas no me importara detenerme a mitad de camino por el cansancio, la falta de aire, o por sentir la muerte cercana; si mis expectativas son bajas, no tendré restricción en detenerme y olvidar estas pelotudeces. Aquel que con altas esperanzas y expectativas se lanzan a lo desconocido, querrán, aunque les cueste la vida, llegar a la cúspide donde se manifiestan estos extraordinarios animales… de última, llegaste a la cima de una montaña que en tu puta vida pensabas subir.
V

7. ¡Soy maestro en argumentaciones!

8. Y ahora afino mi voz sin tonos plurales, y corto el silencio solipsista con mi lengua de machete crepuscular, amalgamada entre mi idiosincrasia y mi educación. Y he aquí que me encuentro, a minutos de una iluminación que me haga ver más allá de la niebla, porque acá no viene a escapar de mi realidad sino a enfrentarla, sobre el ring del sistema límbico, entre lo adrede y lo inherente del infierno (el pozo séptico del cuerpo, allí donde se fecundan los fantasmas). Tampoco vine a hablar del amor a lo cercano. No me atrevo. Yo amo mucho a las palabras como para mandarlas a cumplir una función estéril, y el amor por lo cercano es lo único que sostiene mi mano mendiga de ordinarias razones. Es decir, juntarse a tomar una birras, garchar, hacer cosas nuevas, lo típico.

9. Vine a hablar del desamor: del amor no correspondido por lo lejano. Y por su sangre  todavía más real que la realidad  derramada sobre mi cabeza. De eso si hablo con autoridad.

10. No cumplir con el cuerpo es tender una larga cuerda entre extremos cercanos, y esta cuerda destensada es inútil para un equilibrista que vive de su espectáculo.

11. Vengo hablar del espíritu con prisma de escéptico devenido en nihilista aspirante a su superación; quien quiere anclar su razón de vida acá mismo. Alguien deformado y anestesiado por la investigación, quien se subleva del sepulcro de los que se quedaron atrás, de los enamorados de la superficie de las palabras, de los infieles a la tierra, de los que cayeron bajo

                              de tanto
                                    dolor de piernas
                                           de tanto estar parados



12. Este es el testimonio de un estadio mental, consecuencia de un estado de pensamiento, cruel y larga cadena enarbolada por la ignorancia, devenida en la necesidad de justificación por obra.

13. Pauso las tareas que acarrean ubicarme fortuitamente en la sociedad para poder entablar una alianza entre el ángel caído (por su sabiduría) que domina mis noches y el ángel que quiere libertarme de los vanos aprendizajes, que condicen con la Nada y su avasallante conclusión en todos mis silogismos. Pauso las tareas, puesto que ésta requiere tiempo y disposición.

VI

14. Toda tarea de resurrección y exorcismo reclama atención plena, y son los detalles los que fecundan las historias personales de maravillas, que como alfagramas se me presentan para completar la misión de comunicar lo incomunicable; y he aquí que me encuentro, yo mismo, de pies a cabeza, asustado y sorprendido, en mí más acabada versión, haciendo lo que puedo, como puedo, donde puedo.

15. Destino estas palabras al demonio que en mí vive, que en mí cumple su misión y quiere apoderarse, ¿como puede darse semejante choque de intereses?

16. Todo exorcismo requiere de un poseído y un exorcista, y yo voy a cumplir ambos papeles, pues dentro de mi núcleo sustancial perduran, y en compañía se perturban, dos maneras de dirigirse a la divinidad: una con reverencia y otra guerrilleramente, como si fuera un adversario, satánicamente.

17. La lucha es cada vez más notable entre eso redentor de lo que yo creo que es correcto contra lo otro que me redime de lo que yo creo que no es correcto.

18. Voy a ponerlo en términos reconocidos: No quiero venderle el alma al diablo ni entregarle el cuerpo a Dios, pues padezco de medianía, entre lo adrede y lo inherente del martirio, entre lo risible y lo serio del espíritu, entre lo adrede y lo inherente del infierno, entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del cerebro. Son estas trampas de la dualidad, y yo soy como un ratón en busca de los restos de la sabiduría de mis ancestros.

19. ¿Estas entidades, “ángeles” y “demonios”, son la cara de la misma moneda? ¿Es la nada una moneda? ¿Es esa nada la moneda? ¿Es contra la nada por lo que luchan? ¿Es la guerra que estos desatan una forma de entretenerla, para que no excite los fríos conjuros a la Muerte?

20. Nada es una asesina despreciable, maldita por ella misma. Ella es la maldición en sí. ¿Es la nada un vacío intelectual, hasta espiritual, una sensación de que al fin uno se siente cómodo con lo que tiene y lo que no tiene? Esa sensación de que todo está en su debido lugar... ¿Será esa nada un estado transitorio de todos? ¿Podría una temporada entera de energía vital corromperse y degenerarse, hasta el punto de sentir que la nada está con uno, o peor, es uno, y así tomar la decisión de acabarse?


VII

21. La interpretación empieza por asimilación.

22. Toda creación es la encarnación de una Idea.

23. La falta de conciencia de un ritmo establecido en el Principio de los principios de la Idea de Principio, es la causa de la metáfora como forma de esconderse en un ser ficticio elemental.

24. Interpretación y metáfora llevan una severa y contraproducente relación de desprestigios y manifiestas discusiones en la cima del sinsentido. Ese punto en el que, al llegar, nos encontramos con un brebaje de propiedades adictivas que, como resorte, nos devuelve a esa fantasmagórica fosa, caverna de todos los ideales, o nos encandila haciéndonos reptar en un ascetismo forzado, y la furia de un ángel es confundido con el clamor de un demonio mientras en el cielo se desatan militares terrores por un puto pedazo de manzana.



Mientras en el cielo
                          se desatan
                            militares
                             terrores
por un puto
                             pedazo
                     de manzana
                     nuestra conciencia
                                   a veces se apiada
                                   y la ignorancia nos ayuda
                                   a encontrar la luz
al final                                                                                    del túnel
por más que el túnel no sea un túnel
                                                          y la
                                               luz al final del túnel
          sea una efectiva combinación de palabras

VIII

25. Aprovecho estos lapsos de indeleble lucidez, agradecido de la calma que colma a los espíritus malignos en estos momentos, y entono mi voz. Tengo algo para decir. Préstenme atención. Lean con cuidado, lentamente. Admito la pedantería, no se adelanten.

26. Larga es la tarea de llevar una vasta profundidad. Por eso el perfil bajo: cada vez que abro la boca es para anunciar el apocalipsis, ¿de que serviría semejante pendejo en la fiesta más divertida? Larga es la tarea de sondear el vacío, por eso hablo mucho, y justifico mucho más, para tapar el corrosivo acto de la nada y su eterna mutación, avasallante como ninguna.

27. Quien condiga con estas palabras y bucee en el mismo pozo séptico de los conceptos no encontrará contradicción más que para forrearme.

28. He dicho, he nombrado; dije, y nombre. He deletreado, imponiendo mi voluntad de poder por sobre las cosas que entraban en sintonía con mi radio de atención.

29. Estoy diciendo algo en específico para capturar, para cazar los salvajes espíritus mendigos en su necesidad de poseer.

30. Es hora de aportar mi granítica porción, de la que solo una manifiesta Voluntad -mayor a mi posibilidad de negarla-, puede hacerse visible en mí en forma de literatura; aportar, digo, con la aceleración del apocalipsis y revelar la naturaleza de los deseos puestos al servicio del Anti-ser.

IX

31. Que este testimonio sea canon en el edificante conocimiento del espíritu arropado en el siglo XXI, bajo un manto proletario, abrazado por el nihilismo; que sea este conocimiento canon en el alucinado tratamiento metafísico (¡dócil como ninguno!) -la masturbación actúa en distintos niveles, y yo solo apelo al placer-; un conocimiento dependiente de mi carácter (esto hay que saberlo de antemano), carente de toda adherencia a una palabra ajena a su naturaleza de tendencia mudable, mutante, excéntrica para vestirse y entretenida de abordar.

32. Que se tome este testimonio como un nuevo método, antiguo de uso, pero siempre actual, de sacarse al demonio de encima, de adentro y de atrás. Realmente, ¿desde dónde nos habla? ¿Desde qué punta esgrime su ininterrumpido clamor? ¿En cuál noche es que por primera vez se nos manifestó esta voz que hizo blandir aquella vieja sabiduría de orgullosa reducción del espacio de trabajo? ¿Quién o qué abrumo nuestras seguridades advertido desde nuestro aventurado sentido de la audición?

33. Que se tome este testimonio como un exorcismo.

34. ¡Soy, al fin y al cabo, un expositor! No el protagonista sino la herramienta de trabajo de los múltiples planos de posibilidad para estos seres ubicados más allá del tiempo y del espacio. No el protagonista sino un mero testigo auditivo de los hechos, guiado a través del oscuro túnel; quien porta la luz es mi guía, y soy consciente de que lo iluminado no siempre es un bello espacio. Mas, quien les habla, cultiva el vasto entretenimiento de muertas y muertos, con la creencia en la resurrección como último bastión de una lucha largamente documentada: me cago en la originalidad.

X

Por necesidad, el hombre desarrolla órganos.
Por eso, oh indigente, incrementa tu necesidad.
Rumi

33. Soy de naturaleza martirizante, de vasta memoria, de vaga imaginación. Soy débil, desnutrido en confianza, lo confieso. Aspiro a la santificación y a su sobrehumana belleza, la más estricta y delicada manifestación de la sensualidad; la más hija de puta al mismo tiempo, y la más simplificada. Aspiro a la gloria de los santos mártires colgados de sus propias justificaciones, de sus propias lunas y de sus propios soles y de la sobrehumana belleza –hermosa adversidad para este, nuestro mundo.

34. Heme aquí, dios del ultramundo, con mi evangelio de ultratumba como testimonio y tesoro, luego de una larga búsqueda por los profundos mares de la confusión; sublevado del barro y de las impías abstracciones, y de las angustias que se manifiestan en la diferenciación entre una cosa y cualquier otra cosa.

35. De la diferencia entre una cosa y cualquier otra cosa es que las calamidades se manifiestan.

36. Si, hermano, soy débil, lo confieso. Voy a aguantar. Aspirando al ultrahumano, ¿por qué debería negarlo? ¿No soy, por empezar, un necesitado?

37. La obra es consecuencia de la necesidad.

38. Todo esto encastra perfecto en el hueco donde se ahoga la vida en la idiotez líquida del nihilismo consciente y consumado.

39. ¡Dios me libre! ¿Cuánto más de esta gilada?

Libertad inmediata de las prisiones del espíritu
–eso por un lado-,
y de las prisiones de la materia
–eso por el otro.

¡Que problemón amiguito! ¡Que plomazo! Acá no hay alquimia que valga. ¡Es el gataflorismo en su versión más rudimentaria!

40. Acá no hay falso misticismo ni vergüenzas ajenas, es todo mío (tan mío que me asusta), desde lo bajo a lo alto; sondeando lo vasto, corriendo en pelotas sobre los bosques prohibidos de Pan; Él, que es todo y yo, que soy nada, que nos unimos y repelemos en un acto indescifrable de comprender al encerrarlo en una palabra, somos la santificada unión entre las fuerzas antagónicas del ser y el no-ser.

XI

41. Soy yo quien les habla, no precisamente mi persona como autor, sino cualquiera que con estas palabras se sienta identificado. No mi yo individualizado sino mi yo generalizado. Un chabón despilfarrado en cuestiones que se niegan al absolutismo de la fe, ¡y así me fue!

42. Admito mi debilidad, mi falta de fe y su consecuente nihilismo; mi intrépido origen, mi mediocridad, y mi falla mental –disociación entre objeto (¿cuál?) y sujeto (¿a qué?)-; admito, digo, mi absurdo y todo lo que haya que admitir PARA QUE SE COMPRENDA este oráculo de ultratumba.

43. El autoboicot es la mejor terapia contra las deformidades. Como también el autoboitcot es la mejor justificación para las deformidades.

44. No quiero extenderme en una ofensa que tiene como blanco de ataque a mí mismo, pero es esta la necesidad que impera: la del exorcismo hacia todo lo que es corrupto en mí, hacía todo lo que es extranjero en mí; hacía todo lo que aspira la larva psíquica -penetrante ente promulgador de la desidia, de las falsas creencias y de la vana idolatría.

45. Psicólogos, con todo mi cariño, les dedico este dispensario de traumas, a ustedes, que son más sabios que la sabiduría misma y objetivos como la puntería de un sicario... ¡Empujen el gatillo y disparen! Estas palabras son todo alimento para los hambrientos de causas: van a ver a mi viejo y a mi vieja decirse y contradecirse en símbolos obvios, para que yo saque de mi, de una vez y para siempre, el porqué de ese pendejito cabizbajo al fondo del aula e hipnotizado por el fantasma de las Ideas. No para quedarme gordo de causas y razones, sino para quedar escualido en la tarea del para qué.

46. ¡Larga vida al trauma que al poema alimenta! Los traumas personales son únicos e intransferibles, por eso es que tenemos cada uno un halo, a modo de rótulo, que indica a que distancia queremos estar de esta o aquella persona. Así, voy saltando sobre abismos ajenos, de los que ignoro su profundidad... Y cuando caigo en profundidades ajenas aguanto con tolerancia extrema, como aquellos ángeles y demonios que velan por el bienestar de cada boludito perturbado y aúnan fuerzas contra un enemigo mayor

LA PAJA

que hizo de mí un ser insensato e inservible en la inercia de mi cuerpo.

XII

47. Hay un reconocimiento de alto valor ético que hace que la bajeza en la que nos revolcamos se vea como se la deba ver: como bajeza. Si me explico mejor me van a entender: hay un reconocimiento ético, de alto valor, que es el de darse cuenta.

48. Tener conciencia, darse cuenta, avivarse, es lo más alto que la bajeza nos ofrece, pues nos somete en principio y nosotros, como mártires que somos, temerarios y pelotudos, le damos la cara al abismo del conocimiento sin miedo a que ese dragón nos lance su veneno de comprensión de que no somos lo que deseamos ser sino lo que llegamos a ser entre fragmentos de carácter y miembros separados, flotando como entidades psíquicas compenetradas en la compaginación de un discurso, el del humano “hecho y derecho”, para que pueda ser percibido y entendido por el resto y así pertenecer para ser, por fin, encasillados, como quien no quiere la cosa, ¡pero cuanto que la quiere! ¡Y a que costo la quiere! Dispuesto a sacrificar su fuente de sabiduría ¡quiere, quiere, quiere!, y cuanto más pertenezca mayor es su alegría y cuanto más agrada mayor es la algarabía y así es como se alimenta el dragón, alentando la pertenencia y el consumo, alentando el delirio del prestidigitador, alentando la insatisfacción y el curso natural de los deseos: necesidad, satisfacción, deseo… un círculo perfecto en la incesante rueda del consumismo, -¡y todo para pertenecer al sistema!

49. Yo, como alternativa, fabrico mi propia pócima de curación procurando no excederme en sustancias, pero para conocer la fórmula siempre es necesario abismarse y consultar: el dragón nunca dice que no porque su negocio es la necesidad, y ellos y yo nunca vamos a dejar de necesitarnos. Sin embargo: pan con pan es comida de sonsos. Por eso es que aveces pareciera un embole.

50. Comprendernos a nosotros mismos es estar a nuestra altura –ni mas bajo ni mas alto-, ¡a la altura de las circunstancias!, por más falto de dulzura que esté este reconocimiento. A partir de ahí, iluminando ese acto de porquería, ese acto de puercos revolcados en el barro de las impías abstracciones, podemos caminar con la frente en alto, sublevados del cómodo odio y la desvalorización de nuestras razones para declarar, gritando sabia y torpemente a la vez: ¡Conozco las reglas de juego, y voy a jugar!

XIII

51. En la inercia de mi cuerpo descubrí un tesoro barato y advertí la calidad propia de los bazares chinos en el anhelo de una genialidad digna de admiración ¡Pero no es para tanto! Hay esperanzas... Cuando te das cuenta de la inevitabilidad de tu cara de boludo, otros mecanismos se activan dentro tuyo. Una nueva perspectiva se manifiesta.

52. Y ahora tengo la apátrida sensación de que algo se ubica sobre mí. Una observación superflua de lo que me acontece se cierne sobre esa manía que condena al larverio psicofísico, excusado en ficciones forzadas a un dramatismo intencional y no, como es “debido”, al trascendentalismo idóneamente social, mientras chapoteo en charcos de llanto centenario: siglos de canto estancado dedicado a aquellos abominables mártires mitológicos devenidos en mártires de las letras, mártires del rock, por no tener nada que darles más que lástima y soberanía sobre esta infiel manera de atarear el cuerpo en prácticas mal comprendidas y acciones dedicadas al siniestro plan de complicar todo en pos de alimentar el misterio prodigo, ¡la puerta de todos los prodigios!
XIV

53. ¿Conocen el secreto de la pureza? ¡No se dejen derramar! Mucho tiempo pase alargando mi sombra hacia el horizonte, de espaldas al sol, aumentando y disminuyendo mi estatura con el fin de encontrar una fuente de sabiduría coherente a mi necesidad de negar lo que me fue dado como un don: las mudables palabras profanas -hermoso artificio del delirio- y la blasfemia, la disconformidad, sin embargo, ¿no es la disconformidad la madre de todos los discursos?

54. Tuve la ilusión, en otro tiempo, de decir “estas palabras están dibujadas para que no te sientas solo. Son las palabras que siempre quise leer”. Tuve la ilusión, es decir, fui iluso. Y tuve que recrearme en mis delirios para comprender mi cometido -para entenderme. La posta es que estas palabras fueron escritas para no sentirme solo yo, ¿es o no es esta una buena razón para la creación?

55. Llegue a esta conclusión escudriñando el sentido y la dirección a la que apuntaba mi mente al decir yo, porqué yo es una palabra para designar algo que al nombrarse se desintegra para ser activado un lenguaje artificioso y darle vigor a lo que es mejor mantenerlo bajo signos inocentes: estas palabras.



55. Todo recipiente ha de estar vacío para servir algo en él. Y eso era mi mente, un recipiente vacío, pues en mí no había sentido, no había dirección, no había destino y los demonios son grandes servidores.

56. Puse a trabajar por encima de mi vocación a las fuerzas invisibles que invitan a la desidia para que entronicen una oda de hartazgo a su función. Saber que yo tengo control sobre ellas y no ellas sobre mi fue el día uno.

XV

57. ¡Soy barro que se subleva de las impías abstracciones!, ex-culpable de cancelar la oportunidad de vivir, y con la marca de la bestia como autoridad para advertir al Anti-ser que tengo con qué y tengo un porqué, y hago gala de esta victoria con mi pie sobre tu cabeza, enemigo, pero yo no te mato, ¿qué sería de mi don si no tuviera contra que pelear? Es la tristeza de admitir que si lo peor del mundo no existiera, lo mejor de mí no existiría.

58. Este discurso en mí está clavado como clavada está la estaca sobre el plexo solar del Anti-ser -vampiro máximo de la existencia-, que es invisible, que no tiene peso concreto y sin embargo existió la estaca y supe a quien clavársela. Yo lo estoquee, para frenar sus movimientos de seductora altanería y su canchereo manipulador porqué Él quiere un ejército de espíritus fuertes, cadavericamente hermosos, dispuestos a manifestarse y camuflarse entre el rebaño -ya sea para captar adeptos o para llevarlos a su ruina-, pues esta es su principal distracción: verlos perecer arrodillados  ante una vaga imagen que impulsa la mala imaginación, la que pone la verdadera vida más allá de nuestras humanas posibilidades. 

59. ¡Es que hay quienes no se dan cuenta cual es su posición en el mundo! Y por eso justifican su existencia más allá del mundo... Es que hay quienes no se dieron cuenta de su condición humana, pues es esta una condición sumamente imperfecta para considerarla real. ¡Y a esta imperfección me entrego! ¡A la eterna búsqueda del conocimiento, mas no de la verdad! Simple y llanamente: no hay verdad... Y si tu identificación está tristemente cercana a estas palabras profanas, hay un consuelo: no hay verdad más sensata para considerar que aquella que apela a nuestra experiencia, y en el caso de que consideremos verdades cosas que no nos competan en carne y hueso, es una mera elección, una discriminación del gusto, oráculo de paladar.

XVI

60. Estas confesiones son los síntomas de una cultura que está descendiendo al abismo de la posibilidad; allí donde asentamos campamento en nuestra nómada virtud de NO CREER en nada más de lo que la experiencia nos permita. Los síntomas de una cultura cansada y fea y repetida hasta el hartazgo. Por eso yo ya no puedo cantar...

61. Y ahora aúllo por el desmedido uso de la impaciencia... para negar la escéptica y adornada soledad. Y porque ya no puedo cantar, aúllo este pedigüeño acto de rebelión. Aúllo con la sangre hervida, tensando mis nervios como las ramas al expandir su jurisdicción.

62. No canto, inyecto la duda al célebre relato del pecado original como procedente del Mal en sí. Aúllo dolorido del absolutismo de la dualidad y el pensamiento binario que necesita siempre tirar o más acá o más allá, ¿y en el medio, con que nos quedamos? ¿Es la somnolencia de los días tranquilos esta medianía?

63. Aúllo, sobre el muro divisor entre lo adrede y lo inherente del martirio, entre lo risible y lo serio del espíritu. Aúllo, en el bosque de silicio bajo la luna llena con el hambre suprimido como necesidad biológica. Aúllo frente a la luz de la llama, frente a la hoguera de mi sensatez, temeroso de lo desconocido, indagando de cara a la fuente de calor que hacer y que en esa respuesta sea evidente mi destino y me asalte una angustia vergonzosa: vertiginosas dudas sobre la función de la aventura. Ésta sería mi última vergüenza.

XVII

64. La piel alarga más el tiempo en su necesidad de contacto, porque se alimenta del contacto. El espíritu puede soportar largas distancias y con palabras se conforma... y yo soy un angurriento de palabras, mi ambrosía está teledireccionada, mi amor a lo lejano responde a mi amor por lo venidero: aquello que hace de mí un ser imperfecto, puesto que apelo a la esperanza, puesto que apelo al progreso; y mi cuerpo esta congestionado de espíritu, atosigado de conceptos, atolondrado de fantasmas que todavía son hermosos, floreados de significado, coronados de misterios.

65.  ¡Tuya mi fantasía, bella ignorancia! ¡Tuya mi consciencia, apasionadas papilas gustativas! ¡Tuyo mi cuerpo, tuya mi alma, tuya la hoguera que resplandece y quema el placer de mis giladas! ¡Y solamente mío este disfrute! Y es que, de tan feo de cara que soy, tengo mucho que decir, mucho de que hablar! No me queda otra, aquí radica mi existencia justificada, ¿y por que?, ¿y por que, que?, ¿por que esta necesidad de justificar la deserción?, ¿y por que esta necesidad de buscarle razón a la sensación?, ¿y que necesidad de justificar la búsqueda a través de una segunda voz?, ¿y por que no?, ¿y por que si?, de una vez y para siempre te lo voy a decir: a vos te gusta juguetear con las palabras porque tu diversión radica en no-querer-ser; por eso estas preguntas, por eso esta cuestión de querer encontrarle justificaciones a tu luz mediocre, eterno flujo de una razón lejana, víctima de necesidades más allá de la tierra, de la flora, la fauna y los rayos del sol...
       
66. Espíritu, juguete mío, pequeño placer masturbatorio, razón lejana, razón fantasma por la que justificar los vicios y las macanas; pequeña razón, vaga y abstracta, ¿qué soy, sino un cúmulo de preguntas que demandan atención?

67. ¡Mi cuerpo está maldito por el agujero negro de las desenfrenadas preguntas -falaces de nacimiento- que traen el desamparo y el despilfarro de energía necesario para construir templos de adoración para mi dios andrógino!

68. -Espíritu, ¿es tu atención una razón?-

¡Escuchar al cuerpo es darle crédito a su gran razón de ser!

-Espíritu, ¿es tu aburrimiento una razón?-

¡Lo que no quiere decir que haremos de nuestros genitales un ideal!

69. Toda derrota comienza por un ideal.

XVIII

70. ¿A que viniste al mundo?
 ¡No empecemos! No es necesario esto para probar que se es un  hombre espiritual, es decir, un IMBÉCIL. Es temprano y el amanecer es todo lo que esperé. ¡Así que no empecemos con la boludes! Que vine, vine; entonces, ¿que fuerza diabólica alienta tan falaz pregunta? ¿A qué reptil pretende contentar? ¿De que pozo séptico cósmico proviene esta voluntad de ir hacia la nada?

71. Precisamente así, ahora, con estas preguntas... Es en este momento donde toda exuberancia bananera y facilona que tiene para ofrecerme satanás -el iluminista, el ilusionista-, como este manantial paralingüístico en el que me creo amo y señor de mis delirios, hacen de mi lengua una pérfida compañera del delito al darle pies y cabeza a todo lo que está bien que solo sea sensación.

72. El Diablo me ofrece todo lo necesario para triunfar en este rubro: la dulce manzana acaramelada, mi naturaleza exponenciada, la inherente manía de desear sabiduría a las patadas, a fuerza de golpazos y cabezas quebradas.

73. Como siempre, es de noche. Como siempre, hace frío. Como siempre, nada más entretenido. Como siempre las injusticias sociales en mi espina dorsal quejándose de la forma en la que estoy sentado. Como siempre la Cultura deteniéndose... Y así... ¡Entono mi pérfida lengua de machete crepuscular y compongo la juvenil ilusión de la inmortalidad! Dedicado a ustedes, boluditos, que como yo encallan su lengua en justificaciones cavernarias, en el umbral del ultimo destino: el “incoherente”, el desconocido, el reprimido.



















Apokálypsis del Adolescente Alienado
o
La Destrucción del Ego

mediante la autoparodia y el reconocimiento de la mediocridad, basado en la teoría perspectivista de la existencia y
tomando como ejemplo la categoría de
poetas malditos de la literatura
francesa de finales
del siglo
xix

I

1. ¡Me re cago en la poesía y la mitad bananera que inspira el muestrario “salvaje” de los infiernos adrede y la severidad lingüística que imponen autores reconocidos por la recóndita manía -también adrede- del joven poeta por admirar sin restricción ni consideración la fría conchudez de la voz ajena!

2. ¿Qué hace que llamemos poema al poema? ¿Una excitación de los sentimientos, o la explicación de lo que no es? ¿Un simple descuido de los sentimientos o de lo que no tiene razón de ser? ¿Un mero alarde del estremecimiento, o de lo inexistente tener el potencial del crear? ¿Un simple rapto de sensibilidad demencial o que este escrito como
                  si fuera
                      una columna
                                  vertebral
                                        con escoliosis
                                             o un arrebato
                                                      de neblinosa
                                            clarividencia como
                                    los cortos lapsos
                              de sensiblidad
                        demencial?
3. Sinceramente, estoy cansado de intentarlo. Quisiera poder desencadenar la lengua de la mente, pero no se apiada la tontera... Una gilada así no puede durar para siempre.

II

4. Quisiéramos una simpleza tal que nos arrepintamos -¿es este el curso natural de los deseos?-, ¡una simple oda a la redención a los lentos aconteceres de odio hacia todo lo que nos es dispuesto a amar! Una simple oda al sol.

5. Nosotros ya pactamos nuestro exilio desde la cuna, nos conectamos mediante estas palabras profanas en rebelión contra el lenguaje sagrado a través de esta distancia.

6. Es el aburrimiento a los días sin tesoros el que le brinda una importancia al límite. Los poetas simbolistas de Francia de finales del siglo XIX lo llamaron spleen.

7. Charles Baudelaire abrió la cancha para nosotros, los deformes. Paul Verlaine nos etiquetó. Arthur Rimbaud con su silencio nos ridiculizó. Y el Conde de Lautreamont con su lucidez nos destruyó. Todos bajo el mismo manto: la decadencia de la modernidad. Por eso la modernidad es el Apocalipsis y es esta nuestra última revelación: es el género lo que nos abisma de la delicia de respirar el tan puro aire de lo nuevo.

8. Mi premisa predilecta dice: el melodrama no debe ser la ley. Ningún género de vida debe ser la ley. Ningún género literario debe ser la ley.

III

9. ¿Que logro con mi habito estomacal de poner una palabra tras otra?
10. Hay que hacerla corta y decirlo de una vez y para siempre: Empece a escribir, seguramente, porque era un boludo. Ahora bien, el momento bisagra en el que se decidió hacer de este acto intelectual algo permanente no esta muy claro... No puedo asegurar no ser ya ese boludo, ni tampoco podría asegurar si dejaría de escribir si ya no lo fuera, como también negaría, por ignorancia de los procesos, que la escritura sea una cura; EN CASO de que siga siendo un boludo, repito.

11. Quien sabe unir el estandarte actitudinal social con su propio estandarte y, diferenciando su estandarte con un estandarte ajeno e impropio, tiene en sus manos el poder de la división. Quien primero blande la guadaña de la división no es precisamente una persona sino una institución: el Colegio, la institución por antonomasia. Pero es imposible para mi, determinista que soy, considerar que una división de esta clase hicieron de mi un idiota... Para catalogar a una persona en categorías de humillación primero tienen que establecerse ciertos rasgos dispensarios de una opinión generalizada en el ámbito moral: todo aquel que no atiende a las costumbres y reglas de convivencia será marcado como lo raro, lo oscuro, lo que está fuera de serie. Y ahí comienza todo...

12. De niño, si la memoria no me falla, mis ojos estaban martillando el cascaron que encierra el núcleo de las razones del tiempo y del espacio y del bien y del mal; martillando con la fuerza de una curiosidad irresponsable en la necesidad de buscar razones allá donde los demás no parecían ver más que un vacío, llenado con la meritoria diversión.

13. Imagínense un pendejo queriendo entender el porqué del movimiento y no estar siendo el movimiento legitimo y verdadero que ofrece la niñez, con un culo arrastrado hacia abajo por la fuerza de la gravedad. Que los toboganeros quisieran hacer de mi un otro lo veo hasta sensato...

IV

14. Así como el cuerpo es víctima de la caída al no sostenerse de algo habiendo sido empujado, también el carácter es víctima de la gravedad al no ser sostenido por la autoestima.

15. Como dijeron tantos sabios de la antigüedad, y tantos otros de la modernidad: la ignorancia es el origen de todos los males... Puedo interpretar esta frase, con respecto a la división, en este sentido: ignorar la legitimidad del otro produce diferencia, y la diferencia produce desarmonía, y la desarmonía produce caos y el caos solamente es fecundo cuando se es un creador: he aquí, la razón por la cual no me volví un maricón de mierda, porque de la mierda creé un edificio de comprensión para todas las deformidades mentales y físicas, propias y ajenas, que acarrean los cuerpos en pos de ser quien debamos o podamos ser.

16. Mas, ¿será el auto-conocimiento síntoma de una personalidad que pretende demasiado de las personas? ¿No actúan las personas siguiendo el curso natural de los deseos, sin preguntarse tanto sobre el más allá puesto que el más acá es el misterio menos atendido y más próximo? ¿Que es del auto-conocimiento sino la más pulcra y perspicaz manera de conocer el misterio de los dioses? ¿Que es conocer el misterio de los dioses sino la más grande soberbia que se puede esperar de un ser vaciado de razones humanas?

V

17. ¿Es la conciencia de la propia miseria y su necesidad de superarla la antorcha que ha de robarse a los dioses? Por única vez voy a responder a una pregunta: Si.
18. El martirio, la autonegación de mi fuente de inspiración, es decir, la autonegacion de mi razón de ser es, al parecer, el punto culmine de mi actividad en la tierra. El nihilismo llevado a sus últimas consecuencias para que, así, pase al otro lado del muro divisor entre lo adrede y lo inherente, y lo serio y lo risible, del espíritu.

19. ¿Podría ser el “descubrimiento del sí mismo” la más justificada manera de hacerse el re boludo?

20. La cuestión comienza a volverse compleja cuando, a los 15 años, me pregunte por la dirección, el para qué; el sentido de anteponer un por qué a todo... Si mi morada iba a estar donde todo es quieto y frío, y no en el movimiento y el calor, la pregunta es obvia: ¿Para que vine al mundo? Por consiguiente, ¿cuál es el sentido de la vida? ¿Con que necesidad me pregunto todo y cuál es el fin último de este proceder?

21. Ahí, justito ahí, es que conocí la filosofía: piedra angular  de encastre en el lugar preciso en el que se ubica el vacío.

VI

22. Este melodrama me asquea. Este melodrama no debe ser la ley. Pertenezco a una especie espiritual consciente de su condición de personaje de ficción. Entre los 7 y los 9 años manipule mis primeras palabras escritas para darle forma a algo que necesitaba exponerse ante mis ojos. Esas oraciones formaron mi idiosincrasia; eso era la vida, y el resto: material de trabajo. ¿Como un pibito puede alejarse de esa manera del mundo? Fue, de hecho, esta aparente lejanía, el adentramiento al mundo que realmente me pertenecía, la Verdadera Voluntad. No había otra salida.

23. Desde el útero me vi empujado a la supervivencia: el cordón umbilical me esta acogotando. (No, no había otra salida) Las personas somos puestas en un solo camino; las decisiones que se toman la ornamentan, pero no la desvían.

24. La constancia es un Don providencial. No. La constancia se genera por necesidad. La escritura es una necesidad. El horror de la inquietud y la lejanía es una necesidad. Responde a la naturaleza con la que fui forjado desde el seno, más allá del útero, ¡y vaya a saber que tan atrás allá que ir!

25. ¿Podría ese retroceso significar el horizonte que me propongo establecer en mis cabales para darle un orden a lo que invita, día a día, a sumergirse en un vórtice de inseguridades?

26. Nosotros, que nacimos con la necesidad de ser conscientes hasta de nuestra inconsciencia ya sea siendo filósofos, poetas o llorones de toda laya, nacimos fallados, vaciados, sin tener asimiladas las cosas más simples de la existencia, como sí las tenían asimiladas en el Edén, hasta que los guachos cayeron por un puto pedazo de manzana, atraídos por la curiosidad, tan gatos que ellos eran, y caídos en la especulación, tan ingratos con la creación.

27. Estar lleno, satisfecho de sí mismo, es cancelar la posibilidad de algo más, o quizá, eso sea una invitación a la nada que se disfraza de infinito.

28. Y yo, como plomo que soy -en aras de la transmutación- me entrego al juego de las palabras. Es increíble que así termine y así lo quiera. Todo el material de trabajo se reduciría a polvo. Un eslabón más en, lo que podría llamarse, Historia de la Humanidad.

VII

29. Con respecto a cómo comenzó esta gilada: Desde los ocho a los doce fui un cazafantasmas, un investigador de lo paranormal, un buscador de la verdad -inocente yo- en las realidades alternativas. ¡Que podría esperarse de semejante pendejo! Tan bien me sentía buscando aquello que solo en mi mente parecía establecerse... aquello que solo dejaba entreverse con las palabras...
                                               a pesar de las palabras.

30. Si se me apura y con un cuchillo se me apunta, y se me lo acerca al cuello y la si persona que sostiene el cuchillo sabe que vena presionar y con el fuego de la seguridad en sus ojos me confirmara la pasión en la necesidad de matar, de transformar; digo, si se me apura pidiéndome un recuerdo de la niñez tardía, lo primero que enarbolo en mi cerebro para darle pie a mi memoria, contaría aquel en que me encontraba yo rezándole a un ser superior a mí -dícese de algo que está por encima de mis hombros, en otro plano, aquella vez en forma de Virgen María- para que no me mate a mí, ni a mis padres a causa de que fue por esa época cuando escondí en el placard uno de mis primeros muertos: un trompazo, un robo y una amenaza a un compañero de primaria. Y mi  doble naturaleza, de pulsión y repulsión, esa dualidad inquisitiva propia de todo espíritu avejentado, se encargo de acarrear una consistencia espesa en mi interior: la culpa; la culpa entre lo que quería hacer, estando esto mal, y lo mal que estaba no poder hacer lo que quisiera, puesto que eso era parte de mi necesidad... Hasta que más adelante, en la secundaria, me cagaron bien a palos y supe contenerme mejor. Me hice consciente de mí mismo: conocí el rigor del dolor físico, y supe que el espíritu no está bien conformado hasta que no exista un verdadero dolor en los dos planos.

31. Si la deidad hubiera implementado en toda su superioridad alguna forma visible de manifestación, hoy sería un creyente a rajatabla, pero también puede ser -es muy probable- que este ciego, y mientras las tinieblas prevalezcan, como mi necesidad de ocultarme y retraerme, esto no va a poder cambiar, ¿y quien más que yo en mi suprema admiración por los santos motivos de persistencia habrían de cambiar el curso de la historia?

32. Esa investigación de lo sobrenatural a la que apuntaba respondía a una necesidad instintiva: la compañía. ¡Ven que no es para tanto! Soy un simple ser reducido a la necesidad de contacto. ¿Y a quien habría yo de contactar si mi llamado estaba interrumpido por los malos modos?, ¿a quien habría yo de contactar si mi llamado corrompido por prácticas mal comprendidas y acciones dedicadas al siniestro plan de complicar todo en pos de alimentar el misterio prodigo?

VIII

33. Quizá si pueda ser que estos, como yo, héroes del verbo, acólitos de la nada, pequeños burgueses perdidos entre la senda del tiempo y el espacio actual; nenes de mamá, perdidos entre la línea divisoria entre teta y teta de su madre tierra, mantequitas como Ricardito en el primer capítulo de Okupas, perdidos entre la senda del tiempo y el espacio heredado; quizá si pueda ser, digo, que estos, como yo, héroes del verbo, acólitos de la nada, quieran desquiciar mentes con peroratas como estas, pero yo me niego a ser tan hipócrita.

34. Me niego a decir que la muerte me estorba. ¡Si estoy lleno de vida! Sin embargo, por alguna razón, recuesto mi noción sobre filosofías nocturnas, en mi necesidad de un golpe seco -como secos quedan los muertos- aún sabiendo que estos golpes ya me hicieron caer.

36. Bueno, pero ¿puede haber un verdadero  golpe? Un golpe para que entonces dejes de escribir poemas como plegarias, poemas como dioses encerrados en templos semánticos de los que nada se espera ni nada se quiere más que el éxito y la gloria de un guacho retorcido invitándote una birra.

37. ¡Dios me libre de la libertad! ¡Dios me libre de la disconformidad! Quise creer que a mí ninguna prisión iba a arrebatarme la libertad y termine teniéndole fe al poema. Eso si que es una negrada. Eso si que es vibrar bajo. Espantoso presentimiento. Tremenda manera de llevarse con el Espíritu. Cuando me vi incapaz de hacer saltar mi razón al
                  a
                     b
                         i
                           s
                             m
                                 o
                                    de la fe, hice del intento del salto una fe, que no pide más que dejarme salir en palabras vanas que leerán otras personas vanas espantadas de la vanidad de mi persona que hacen de su virtud una banalidad y esta es su vanidad: ¡la banalidad como virtud! Pero tranquilos amigos, esto es solo una simple prisión abstracta.

38. Siempre es mejor escuchar hablar de la libertad a gente que de verdad la perdió, como Villon, como Sade, como Verlaine -siguiendo en la pavada literaria- después de culearse a Rimbaud. Así que tranquilos, no me voy a andar haciendo el sufriente cuando puedo caminar sobre el pasto quemado por fuego que yo mismo prendí. No me voy a andar haciendo el deprimido por mero pulso de parca. Tengo dos piernas, dos brazos, veo y escucho bien. Tengo lo suficiente como para sufrir con la poesía, oh si señores...

39. ¿Y por qué, con qué razón? ¿A que ley responde, en un momento preciso de la infancia, decidirse por mundos interiores y el concepto de REALIDAD crispado en palabras a las que las podes desgranar una y mil veces y volverlas a formar?

IX

Mi viejo profesor de literatura un día proclamo al alumnado “leemos para no sentirnos solos”, a lo que contrarié “¡Pero tampoco la onda es encontrar compañero de celda!” Y sonríe, arguyendo “lo que pasa es que vos sos un traumado. Vos no necesitas leer, necesitas curarte de tu dolencia; naciste maldito. Tus palabras salen doloridas, rotas, malheridas. Tu tono es de cinismo. Estas maldito desde el vientre. Posiblemente hayas nacido entre los vapores de un aborto y/o acogotado por el cordón umbilical: un origen digno de todo nihilista con pulsión de muerte. Tu tarea es cortar con esas cadenas. Tu voluntad es mas potente que una voluntad ajena. No te regocijes en la muerte. No te ahogues en bilis negra. No seas un pendejo de mierda”. “Profesor -lo encaro- hablo con autoridad sobre lo que me somete, nada más. Conozco al enemigo y usted está condenado al olvido, allá arriba, encima mio (encima de nosotros, los traumados), en el reino del cielo de los exclusivos. Ahí todos son uno y no conocen el éxtasis del pedido, yo pido y pido y hago de mi búsqueda una ley y hablo con autoridad y la sangre hervida en mis venas. Allí donde otros quieren mostrar su arte yo no hago más que mostrar mi espíritu; pretencioso yo, en dar a conocer al enemigo, no para eliminarlo sino para advertirlo, sino para controlarlo. Me atengo a protagonizar con dignidad mi existencia. Y acá es cuando me vuelvo pragmático ¡No vayamos a cometer el error de vivir en las palabras, compañeros! ¿Usted se piensa que algún loco ‘traumado’ y electrocutado en un loquero francés escribió no se debe dejar pasar demasiado la literatura por nada? La escritura fue creada por una necesidad especifica: relatar; y hoy, la literatura no es más que otra manifestación de nuestra lascivia. Seamos buenos y sinceros entre nosotros, profesor, y digámoslo de una vez y para siempre: que la escritura se haya creado para llevar el resguardo de los datos necesarios para la supervivencia de antiguos pueblos debería darnos a entender que hoy no es mas que un canto a la nada y ni yo ni ustedes, compañeros que se sienten atraídos por ella, sirven para algo: los útiles están mas allá de toda palabra floreada: el aburguesamiento es el más sutil creador de entretenimiento y distracción”. “¡Usted me tiene harto -atrofiando su voz- con ese mesianismo! Esto no es el ágora de promoción de religiones. ¡Esto es la clase de literatura!,  y a usted le toca exponer la idea de base para el proyecto novelístico que les compete a ustedes como alumnos, y más precisamente a su grupo que usted propuso representar. Eso es lo que quiero escuchar ahora, su proyecto”.  
 Parándome frente al pizarrón de cara a todos, comienzo: “Quiero hablarles sincero, claro y sin celos, compañeros, de los poemas simples y perspicaces que evocan una de las manifestaciones de La Bestia, profeta andrógino, aparecido ante un fiel devoto de la poesía, expresando todo lo sabe según su naturaleza bisexual, con una aventurada manera de mandarle lengua hasta la garganta al llegar extasiada de sabiduría del más allá (que podría ser o el cielo o la calle o el inframundo, da igual): es un más allá de él, el poeta y personaje principal, que busca por medio de sus templos semánticos una revelación mística en su afán de conocer los límites de la mente y abrazar una nueva forma de conciliar la oscuridad con su luminosa fe salvífica. Mientras el personaje principal, con su culo atornillado en la silla, está terminando su opera prima, la justificación en su existencia (o la estupidez llevada hasta sus últimas consecuencias, cree él), con una historia de cuatro amigos en la edad del pavo que se proclaman hijos del relativismo después tener una experiencia mística con un profesor de la escuela a la que asisten. Ellos son alumnos de primer año de Polimodal de un colegio católico. Resulta que cierto tipo de padres, ciertos libros y ciertas experiencias, hicieron alejar a estos cuatro amigos de los chistes y gracias de la fe que la religión proponía y  encontraron en su profesor de música una buena fuente de información ‘profana’ con la que regodearse en sus más íntimos pensamientos de como el mundo habría de ser una vez de salir de la escuela, en uno de los tantos apocalipsis que el adolescente tiene que transcurrir luego de salir de la caverna (evocando el mito platónico).  Un día, después de clases de música, en los minutos del recreo, quedaron  en analizar en conjunto el trabajo de fin de año para la muestra de cierre de ciclo sobre Arte moderno en el cristianismo. La discusión sobre la subjetividad en los gustos de cada quien llega -en la historia de este poeta- a tal punto de preguntarse por la veracidad de las discrepancias que presentaban distintas culturas con respecto a, por ejemplo, la jerarquía familiar o los cultos religiosos. Un agujero negro en esa discusión trampeaba el debate, que se estaba tragando todo a su alrededor: era dualismo que los satanizaba entre ellos, divididos en opiniones dependientes del carácter de cada uno y las creencias inoculadas cual virus de contagio. He aquí que el profesor de música, re podrido de sus caras estupefaseadas por el ánima alucinógeno -don de profetas-, los ilumina con una diatriba infernal sobre la naturaleza y devenir del quehacer y el ser humano, siendo toda esta faena milenaria una constante lucha de voluntades por el Poder, no en sentido político, sino en todos los sentidos. En resumen, es la historia sobre el nacimiento de una nueva doctrina relativista basada en un escrito profano que estos alumnos anunciaron como la buena nueva de una nueva era. Y así es que conforman un evangelio para los deformados por las presiones morales del exterior, una buena noticia para aquellos hermosos raros y sufridos y moqueados de un llanto centenario; un evangelio para la justificación del relativismo, que hará de ellos dioses de sus propias creaciones y reyes de sus dominios, en pro de una felicidad que ya no sea propiedad exclusiva”.
 “Y... no me sorprende -dijo el profesor. Una historia mesiánica digno de una cabeza megalómana, y encima, justificada. La biblia de los raritos, claro, y usted seria su fiel predilecto supongo. Lo que ustedes necesitan  es un golpe seco, como secos quedan los muertos; un viento fuerte que derrumbe ese egoísmo mortal justo y suficiente para hacerlos cacarear. Sin embargo no le voy a ‘cortar las alas’, el proyecto esta aprobado, pero considere erradicar, en caso de no enroscarse con infatilismo modernistas de la metaficción, el hecho de su historia sea UNA HISTORIA CONTADA por un personaje que pertenece a la historia, ¿se entiende?; en tu exposición no hubo claridad en la intención que tiene EL PERSONAJE principal al escribir la historia de estos cuatro alumnos profetas”. “La explicación es intrincada, pero posible: Él (el Autor, personaje principal) es denigrado a la corrupción de la unión entre criatura y creador cuando estos alumnos son increpados por una duda corruptora (que el mismo autor tenia en su espíritu): ¿somos o no somos protagonistas de nuestra propia existencia, siendo que la libertad es relativa a nuestra subjetivad, o sea, relativa a nuestra mediocridad y genialidad? A lo que uno de ellos denuncia el enredo en el que se estaban metiendo cuestionando el origen de esta necesidad de encontrarle razón a todo lo que está bien que sea solo sensación. Y otro le contesta es el boludo del autor el que saco el tema, nos necesita para sentirse vivo. Y ahí es que el autor (el personaje que está escribiendo la historia) aparece increpándolos desde la boca del profesor de música (y dándose a conocer como autor de la historia); y ellos, como personajes, le mencionan nunca seras el protagonista porqué está es la historia sobre nosotros. Y aún así, dice el autor, yo permanezco vivo mediante la boca de ustedes, mi creación. Es decir, aquí, los personajes principales, los verdaderos protagonistas, son los cuatro alumnos, traducido en alegoría de nuestra realidad: somos nosotros, mi grupo, autores de la historia, justificados por la creación literaria. Nuestra obra es nuestra vida, y nuestro evangelio es nuestra justificación: somos lo que hemos de ser, sino no seriamos nada”.  “¿Esta es su forma de atajar la tarea?, con una mueca de perplejidad, mezcla de sorpresa y susto. No es original para nada. Ya Unamuno con su Niebla terminó la novela de manera similar”. “No atajamos nada, solo demostramos que la obra se extiende a la vida misma, no muere en la letra. La verdadera obra no muere en la letra. La historia de la literatura esta trazado por tres conflictos metafísicos, enlazados en ultima instancia: el conflicto entre el hombre y Dios, el conflicto entre el hombre y la falta de Dios (o ateísmo), y el conflicto entre el hombre y su Autor, es decir, nosotros somos consecuentes con nuestro tiempo. Podríamos ir más allá y allanar nuevos terrenos para la literatura del futuro, pero no sin antes poner en evidencia lo que nos compete. La modernidad es el apocalipsis. La revelación es lo que nos compete. ¡Y por alguna razón necesitamos transcribir esta picadura de INSECTO desconocido que con un AGUIJÓN en la carne penetra e infecta con un parásito inaudito!”

X

40. ¿Que tienen para ofrecerme, ustedes, reconocidos poetas, antiquísimos rapsodas, próceres de las letras? Vuestro talento les dio autoridad, mas ¿que es de la autoridad sin su rebaño? Desde acá, entonces, inicio mi militancia para su destitución. Me siento hecho. Y así es como engarzo mi pérfida lengua de machete crepuscular, ¡y compongo la juvenil ilusión de la inmortalidad! Para darle forma a una respuesta a la pregunta que surge de la nada
con este pseudo-ente impenetrable
entre el ruido insoportable
del personajerio ingoberanble
y utilizo el poema
para decir algo
ya dicho,
de otra manera
y que tenga sentido
ser objetivo
inmerso en trabas
contradicciones
e ironías que no dicen más
que

hola,

estoy acá.

sss

Mitología Moderna Parte Primera Sobre el relativismo I 1. La modernidad es el Apocalipsis. La última revelación, donde la ne...